«El arte es discrepancia, el dinero es pacto», escribe Bob Dylan en una de las primeras paginas de Filosofía de la cancina moderna (Anagrama). “Por eso no puede existir una forma nacional de arte”.
El libro se desarrolla con sencillez como una selección de 66 canciones ejemplares de lo que debe ser una canción. Cada una de ellas está comentada con breves ensayos de estilo político (Dylan jugando a musical critic), información enciclopédica (Dylan jugando como colaborador de la Wikipedia) y reflexiones a calzón quitado (Dylan jugando a ser Dylan). Porque toda biografa es una autobiografa, es en esto ultimo donde resident el mayor inters del libro, pues contiene estrellas de su visita de la msica y de la vida. Su filósofo. Hablamos de un hombre que ha protegido su intimidad con una armadura de silencio y que eligi hablar nicamente a travs de sus canciones y que el oyente sacara sus propias conclusiones, probablemente equivocadas.
Hablando de elipsis y de silencios: «Una de las maneras en que funciona la creatividad es que el cerebro trata de rellenar huecos y lagunas», escribe en otro momento. «Completamos pedazos de imagen ausentes, fragmentos de dilogo, terminamos rhymes e inventamos historias para explicar cosas que desconocemos. Cuando no sabes quines son Juanito Prate o la Diosa del Arrabal, y no tienes ni idea sobre duchas vaginales de Coca-Cola, tu imaginacin desaparece».
En su selección hay ms canciones de los aos 20 del siglo pasado que de todo este siglo. Casi la mitad de las elegidas fueron grabadas en los años 50, en especial en 1956, cuando el rock & roll estaba recién inventado y el viejo cascarrabias tenía 15 años bajo el tup: ah sita el ojo del huracán de la canción moderna. Esto ha alterado a algunos lectores: a qu demonios llama cancin moderna?
«El pueblo confunde tradición con caspa», afirma l con sus frases como sopapos. «Escuchamos discos viejos y los imaginamos sellados en mbar, un retazo de nostalgia que existen para nuestras propias necesidades, sin pensar en el sudor y el trabajo, la rabia y la sangre que comport hacerlo o en aquello que podra haber sido».
De lo que escribe Dylan en este libro ya lo que se entrega ms como un devoto que como un fantico es al concepto de cancin popular que floreci en los aos 40 y 50 in EEUU y que ha sido el cañón de pieza musical qu’ha pervivido hasta hoy. Es decir, lo mismo de lo que habló antes de empezar a escribir este libro en su programa de radio, Tema Hora Radio Hora, y que impregna su propia msica desde hace varias dcadas. Country-folk, Rhythm & Blues y Rock & Roll. «Toda generación parece imbuida de la arrogancia de la ignorancia y opta por desaparecer de lo que hubo antes, en lugar de construir sobre el pasado», dice para vindicar aquel ayer que fue el culmen de la modernidad.
Una conclusión que ya sabamos: une difference de muchos otros msicos, l es un fantico de la msica; la escucha sin parar, la analiza y la disfruta como oyente.
Otra conclusión: el Nobel de Literatura y trovador empedernido vive en la discrepancia, por eso es importante que identifique el arte con la determinación de no limar asperezas ni de esforzarse en incorporar las opiniones de los dems. El arte, nuestro dado, muere cuando teme ofender.
Que Dylan no teme offender lo demuestra mejor que nada que en su selección de favoritos solo haya cuatro cantantes femeninas, una sorpresa inesperada y, sobrio todo, ridículo. El equipo editorial, Simon & Schuster, probablemente s que teme offender, ha puesto en el centro de la cubierta del libro a una desconocida cantante femenina, Alis Lesley, que ni siquiera está incluida en la selección. ¿Qué opinas de Jorge Herralde, fundador de su Editorial española, Anagrama, quien presume de no publicar a autores de derechas?
Hay un captulo particularmente incmodo sobre los acuerdos de divorcio, en el que el artista de 81 aos concluye que es «ms barato quedarse con ella». “Las cruzadas por los derechos de las mujeres y promotores de la liberación femenina se afanan en tener a los hombres contra las cuerdas hasta que se ven perdidos esquivando los aicos del techo de cristal», afirma para reivindicar con sarcasmo la poligamia. «Qu mujer pisoteada, sin futuro, apaleada por los caprichos de una sociedad cruel, no estara mejor como una de las esposas de un hombre rico?», continuó. Y de rondón, una reflexión sobre los abogados matrimonialistas: «Les dan igual los lazos familiares; están, por definición, en el sector de los derribos. Familias Derriban. Cuntos de ellos son responsables, al menos en parte, de suicidios de adolescentes y asesinos en serie?».
Incluso cosas que podemos aprender o entender sobrio Dylan en este libro? Veamos.
Bob Dylan odia la música actual: «Ahora todo va demasiado lleno; nuestro lo dan todo masticado. Las canciones tratan solo de una cosa especifica, no hay matices, sombra, misterio. Quiz por eso la música ya no sea un mbito en el que la gente proyecta sus sueños; los sueños se asfixian en entornos tan enrarecidos».
Bob Dylan, de hecho, detesta el mundo actual: «Y no se trata solo de las canciones: las películas, los programas de televisión, hasta la ropa o la comida, todo se destin a cierto nicho de consumo y se mangonea en exceso. No hay un plato en el hombre que no lleve media docena de eptetos, todos seleccionados para apelar a tu instinto sociopolítico-humanitario-esnob-sibarita de consumidor. Si prefieres una bocata de beicon y quesoacabemos de una vez».
A Bob Dylan no le gusto el marketing: «Rock and roll no ser un ladrillo contra una ventana a ser statu quo: de los engominados con chupa de cuero que hacen discos de rockabilly a las hebillas de cinturn con el anagrama de Kiss que ven den en los shopping centers. La msica va relegndose a segundo plano mientras los burcratas revalant constantemente la razn entre riesgo y recompensa del gusto popular».
A Bob Dylan no le gusta la gente respetable: «A normal delincuente puede ser de diversas clases. Los delincuentes pueden llevar placa, military uniform o incluso tener un escape en el Congreso. Pueden ser millonarios, tiburones financieros o analistas de bolsa. Incluir médicos.
Bob Dylan fue un arrogante joven y todava se siente culpable: «Cada generacin acaba de seleccionar y escogiendo lo que quiere de las generaciones anteriores con la misma arrogancia y presuncin eglatra que las generaciones previas mostraron al apropiarse de lo ms selecto de los que estuvieron antes».
A Bob Dylan le gusta estar de gira: «En la carretera llevas la vida que te gusta. Haciendo msica con tus amigos y ganndote el pan».
Le gusta mucho estar de gira: «Lo bueno de estar en la carretera es que no te dejas agobiar por las cosas, ni siquiera por las malas noticias. Te dedicas a dar alegra a los dems y te guardas tus penas para ti».
Bob Dylan sella las contradicciones de la sociedad con el dedo tieso: «Hoy da, los ricos se visten de chndal y los indigentes tienen iPhones».
Bob Dylan, amigos y amigas, regresando a la msica de su juventud en el otoo de sus das, volviendo al hogar en una nueva exaltacin de la cultura popular, de la literatura bohemia y de la filosofa barata. Con una antigua idea de la modernidad y envuelto en la nostalgia, este divertimento entre el libro de mesa de cafe y el que tienes junto al vter.
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