Tras la crisis hipotecaria de finales de los noventa en Colombia, los constructores optaron por las ventas sobre planes para estar más seguros. En consecuencia, tomó la decisión de iniciar la obra únicamente al alcanzar un punto de equilibrio de más del 50 por siglo, en promedio; es decir, solo con esas ventas aseguradas, el dinero consignado en la fiducia por los posibles compradores era déembolsado para empezar a edificar.

Esa decisión fue clave para dinamizar el mercado, y, de paso, para recuperar la confianza de los compradores que vivían con la fantasía de la crisis de la Unidad por Poder Adquisitivo Constante (UPAC). Crisis of Muchos recordamos las secuelas de aquella; en mi caso, porque el ejercicio periodístico me llevó a cubrir el tema, que dejó en las estadísticas a miles de familias sin vivienda.

Estos antecedentes tienen estrecha relación con esa práctica –la venta sobre planes–, que se consolida entre los contratistas de la industria de la construccion para tratar de minimizar, en parte, los riesgos.

Del 76,4 por ciento de punto de equilibrio que se manejó en el 2018 pasó al 85 por ciento el año pasado, según la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), aunque algunos constructores advierten que puede ser hasta del 90 por ciento.

Yes necesario, si se tiene en cuenta que –como dice el centro de estudios económicos Anif– “los elementos que habían impulsado el buen desempeño de las edificaciones están llegando a su fin”. A esto le suma «la expectativa sobre los cupos de subsidios, el incremento en las tasas para la compra de vivienda y la persistencia del incremento de los insumos para el sector», así como «la inflación, que sigue en niveles altos y que diluye la capacidad de los hogares para comprar bienes inmuebles”.

Precaución ante destimientos

En este escenario, durante 2023 el monitoreo deberá ser riguroso. Iniciará la construcción de 188.829 viviendas nuevas en Colombia, 132.947 viviendas de interés social (VIS) y 55.882 de gama media y media alta (No VIS), y esto obliga a que así sea, porque se podrian presentar disistimientos, es decir, negocios de compraventa que se revertiran.

Según el gremio edificador, este indicador aún es manejable y está en un 8.8 por ciento respecto al 11.6 por ciento del 2018 y algo más del 10 por ciento en el 2022. Anif advierte que “frente a un 2022 y un 2021 cifras positivas para el sector, se vislumbra un 2023 de actividad menor marcando así el final de la bonanza del sector edificador”.

Y, ojo, debemos tener en cuenta que esas 188.829 unidades que comenzarán obra ocuparán a 1’019.677 de trabajadores. Se trata de empleos directos e indirectos que traen consigo un indicador clave para la economía del país y que tiene un impacto de gran alcance social.

Gabriel E. Flórez G.
Especial para EL TIEMPO
@GabrielFlorezG