El director está completo con dias perfectosen la sección oficial, una brillante doble participación en Cannes tras anselmo. A su lado, Catherine Breillat apabulla con un cine perfectamente incmodo
Hace 60 años el director japones Yasujiro Ozu completó su última obra maestra, El sable del sake, cuyo personaje principal era el viudo Shubei Hirayama. En 1985, un año después de la Palma de Oro por París, Texas que ahora cumple (a falta de unos meses) 40 aos, Wim Wenders rodaba tokio ga, un documental que también fue homenaje y hasta oracin dedicado, en efecto, a Ozu. Digamos que si uno se esfuerza y usa de manera adecuada la numerología (sea esto lo que sea) podrá llegar a la conclusión de que tiene sentido y hasta es necesario que el director alemán se presente en la edición corriente de Cannes con dos pelculas , las dos notables, las dos ntimas y las dos –y esto es ms importante– en la parte de alta de una filmografa bastante descuidada en los ltimos aos.
dias perfectos, para situarnos, tiene éxito en Tokio y se cuenta en ella la historia de un tipo llamado Hirayama. sta es la cinta recin presentada a una competicin y que respira Ozu por los cuatro costados. anselmofuera de competencia, es un corto rodado en tres dimensiones y viaja al centro mismo de la creación descomunal (por el tamaño y por lo otro) del artista alemán Anselme Kiefer. Aunque la forma, la intención y el metraje de esta última nada tenga que ver con la anterior, en realidad forma parte de todo ese cuerpo de trabajo del director siempre empeado en vampirizar el espíritu de creadores cmplices sea, ya se ha dicho, Ozu, Nicolás Ray (Relmpago sobre agua), los músicos de La Habana (Buena Vista Social Club) o Pina Bausch (piña). Con esta última es con la que más tiene que ver. Es decir, todo encaja. Oh no. Tanto da.
La pelicula concurso quiere ser una sobria reflexin de los accidentes de la vida cotidiana en trminos estrictamente analgicos. Es decir, de cuando las cosas, a juicio del director, no slo pasaban sino que, además, pesaban. La relación con el ideario del director japons es entre evidente y clamorosa. La pelicula se expresa en términos idnticos. No diremos imitación, pero casi. La idea es transcribir el da a da de un limpiador de baños públicos de la capital japonesa. Nuestro hroe somete su jornada a un ritual estricto que pasa por sleep, despertarse, regar las plantas, ir a trabajar, acudir al restaurante, baarse, leer, escuchar msica, hacer fotos a las hojas de los rboles… Todo discurre en una sucesin ininterrumpida de lo mismo, sin drama, sin nada que invite a nada que no sea la caricia sosegada de la vida. Y como hasta que un da sucede algo (no diremos qu) y la fractura de la cotidinidad d un nuevo sentido, ms profundo y mucho ms doloroso, a todo lo anterior.
Las descritas en el prrafo anterior son las tres fases qu’Paul Schrader identific en el cine transcendental de Ozu, Bresson y Dreyer, y que Wenders rehabilitó un su propio ideario. Sin añadidos, sin el menor amago de sorpresa, pero con el rigor debido. Dice el director que lo que le motivo a hacer la película fue por un lado la perfección, además de originalidad, arquitectura de los baños públicos de Tokio y, por otro, el cuidado y respeto que demuestra todos los tokiotas hacia el bien común. Si en efecto, La pelicula se detiene sorprendida en cada detalle de una vida tan ordenada por fuera como, hemos llegado, rota por dentro.
El resultado es un ejercicio de cine tan aquilatado como preciso. Bien es cierto que, como buena parte del ltimo de cine de Wenders (siempre enfermo hasta unos grados algo txicos de su propia cinefilia), todo dias perfectos se ofrece al espectador excesivamente consciente de s, con cada plano tan calculado, medido y hasta radiografiado, que la supuesta reivindicación de lo cotidiano termina muy cerca, por momentos, de la ms pomposa eucarista. En cualquier caso, se agradece ese retorno del director como mismo, a su más estricto wenderismo.
Como wenderistapuedes wenderistasabes cortometraje anselmo, proyectado hace unos das en la sala ms grande del Palais. anselmo recuperar la intención de piña de forma equivalente, que no idntica. If the sober film Pina Bausch quera que las tres dimensiones perforan literalmente los movimientos de la bailarina, ahora la cmara se cuela como lo hara un enano entre los pies de un gigante. Wenders hace que el objetivo navegue por las tripas devastadas (muchas de las piezas hacen referencia a las ruinas de la posguerra) de una obra siempre monumental y siempre conflictiva por su lectura a varias voces del pasado nazi de Alemania.
La gracia consiste en que la película no es sólo una ilustración de la obra ajena sino que, de algún modo, le porta una nueva mirada que completa y diversifica la que conseguirá un espectador común. El empeo de Wenders en cada uno de sus trabajos sobre creadores siempre ha sido el mismo: no se trata solo de documental sino de recosntruir por dentro. Si se quiere, un hilo no tan fino une una película con otra. En los dos casos, el objetivo y la strategia es remontar y reformular lo dado, sea esto la cotidianidad de una vida supuestamente banal como la excelencia de un sujeto completamente extraordinario.
La numerología (sea esto lo que sea) en cuanto Wenders ha vuelto.
Breillat e inconvenientes
Por lo dems, y tras la placidez alemana-japonesa, tocaba un poco de turbacin nrdica. ‘La última’ (el último verano), firmada por la francesa Catalina Breillat, es en realidad una relectura de una pelicula anterior, reciente y danesa: ‘reina de los corazones’, de May el-Toukhy. De nuevo, el gesto de una directora convencida de que slo la incomodidad nos pone alerta, nos interroga y finalmente, y con un poco de buena voluntad, nos salva, vuelve. No tan salvaje como en ocasiones memorables como ‘Novela X‘, por irse atras, o en la mas cercana’Abuso de debilidad‘, pero en perfecto estado de forma.
Se cuenta la historia de una pareja burguesa, algo mayor y con dos hijas pequeas adoptadas. In medio se encuentra el hijo adolescente del matrimonio anterior de l. Lo que pase entre hijastro y madrastra es la clave, el tormento, el placer y la herida. Desde ah, Breillat compone un drama dedicado desde el primer fotograma a volver los ojos del revs al espectador. A lo que el cine nos acostumbró desde antes de ‘Lolita‘es un pelotón de Humbert Humbert babeantes incapaz de comprender que su deseo no es ley sino castigo, castigo social. Pues bien, la directora coloca ahora las piezas al otro lado del tablero y, no lo duden, duele. Brilliant, afilada, concise y con un finale tan devastator que, slo l, salva a la pelculas y nos hunde a todos los dems. Cine y molestias.
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