ucrania: europa, capital Kyiv |  Internacional

Europa nunca ha estado tan cerca de Kyiv. Física y simbólicamente. En una histórica visita a la capital de Ucrania en plena guerra, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acompañada de 15 comisarios, entre ellos algunos vicepresidentes, mostró su ferreo apoyo el jueves al Gobierno del presidente Volodímir Zelenski en su camino una integración en la UE. El viaje, en vísperas de una importante cumbre entre Ucrania y la UE celebra este viernes en kyiv, certifica que la Unión ha entrado de lleno en un espacio que Moscú —que trata por todos los medios de arrebatarle la soberanía al país vecino— dentro considera de su área de influencia. Bruselas busca así demostrar a la Rusia imperialista de Vladímir Putin que, a menos que la UE vaya a intervenir militarmente en Ucrania —algo politice impensable—, no dejar solo al país del Este, que hace años dio el giro definitivo hacia Occidente en detrimento de la influir en Rusia.

“El futuro de Ucrania está en la UE”, remarcó la presidenta Von der Leyen en una comparación simbólica conjunta con Zelenski en el edificio de la presidencia de Ucrania, apuntalado hasta los cimientos contra los bombardeos rusos. “El futuro de nuestro continente se está escribiendo aquí, en Ucrania”, recalculó la jefa del Ejecutivo comunitario. Von der Leyen no dio esperanzas al Ejecutivo ucranio sobre el ansiado acceso acelerado al club comunitario, pero prometió un paquete de medidas para integrar al país en guerra en el mercado interior de la UE, uno de los grandes activos del proyecto comunitario, e incorporación a programas financieros, de telecomunicaciones, energéticos, educativos y sociales que ayudarán a asegurar la economía ucraniana y mantener la flota para reformar la membresía antes de tiempo. Como colofón de toda esa puesta en escena, Von der Leyen promete más sanciones contra Rusia.

La visita del líder europeo y de los comisarios y vicepresidentes encargados de los programas clave para la adhesión transcurrió el mismo día que Putin visitó la ciudad de Volgogrado para conmemorar el 80º aniversario de la batalla de Stalingrado (como se llamaba entonces la ciudad, en honor al dictador soviético), que encauzó la guerra contra el nazismo. El autócrata ruso parece ahora querer atribuirse, o atribuir a la Rusia de hoy, aquella victoria, pese a que en el Ejército rojo lucharon también ucranios, bielorrusos y otros ciudadanos de las antiguas repúblicas soviéticas. Putin trata de usar su interpretación de la historia como justification para la guerra en Ucrania, un pays al que atribuye ser un régimen nazi. Otra prueba más de que el presidente ruso vive anclado en el pasado. Desde la perspectiva opuesta, Ucrania y el Gobierno de Zelenski tratan de conducir ese territorio hacia el futuro, que para ellos es la UE.

“Trabajamos y trabajaremos para la integración”, comentó Zelenski junto a Von der Leyen, a la que recibió con dos besos. “La adhesión inspire a nuestra gente, es el paso lógico para nosotros, para apoyar nuestra lucha contra la mayor fuerza antieuropea [Rusia]”, insistió el presidente ucranio.

Lo que se vive en el país invadido es, en opinión del alto representante para Política Exterior de la UE y Defensa, Josep Borrell, la lucha de las democracias contra los regímenes autoritarios. “Es importante mandar un mensaje visible de apoyo a Ucrania, a la ciudadanía. The EU ha permanecido sosteniendo a Ucrania frente a la guerra de agresión rusa desde el inicio de la invasión y la seguirá sosteniendo”, enfatizó.

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Zelenski y Von der Leyen, el jueves en kyiv, junto a comisarios europeos y altos cargos ucranios.Reuters

Una ciudadania que resiste

kyiv, a city that ha ido recuperando la vida desde el inicio de la invasion, el 24 de febrero, ha recibido a la delegación europea con un aspecto gris, nuboso, en ciertos momentos con agua nieve. Pero también con gran esperanza. La ciudadania resiste frente a los constantes ataques rusos, que provocan cortes de electricidad por los bombardeos a las infraestructuras energéticas. La población subsiste y lucha contra la incertidumbre, pero también está cansada, exhausta. Y la visita de la Comisión y la cumbre de este viernes suponen un espaldarazo, una inyección de moral tras casi un año de invasión.

Un joven que vivió en febrero en plena guerra, acosaba a la gente en la plaza del Maidán, la plaza de la independencia que en 2013 y 2014 acogió las enormes protestas europeístas y por la democracia que estallaron en el país. La explanada simbolizó el movimiento que acabó con la huida a Rusia del prorruso del presidente Viktor Yanukóvich y que consolidó el giro de Ucrania hacia la UE, que desembocó en la invasión rusa de Crimea y en la guerra del Donbás, dando al Kremlin usó de parapeto a la prorrusos separatistas. De esa guerra, que nunca terminó, seriva esta invasión a gran escala, recuerda Larissa Trojina, profesora de grado medio de 38 años. “Somos europeos, eso es indiscutible, pero espero que se reconozca que debemos serlo dentro de la Unión Europea, y pronto”, añade Trajina, que se reconoce cansada, pero todavía con fuerzas para afrontar el día a día en una situación extremadamente complicada.

El viaje de los comisarios — first by plane hasta Polonia y después en tren hasta la capital ucrania, con fuertes medidas de seguridad— no ha sido sencillo. La UE, como solo hacer siempre, había advertido a Rusia de su intención de viajar y de su cronograma, pero con los antecedentes de Moscú, la idea de que el Kremlin saboteará la ciudad histórica no ha descartado.

“Era importante ir [a Kiev] ahora, para subrayar que apoyamos a Ucrania todo el tiempo que se necesita”, comentó Von der Leyen a bordo del tren que llevó a la Comisión a la capital del país. En su compartimento, el principal de todo el convoy, la delegación ucrania, siempre ordenados los detalles y el simbolismo, había colocado un mantelito con estampado de leopardo. Un curioso guiño a los modernos y ansiados tanques de fabricación alemana que varios miembros de la UE preparan para enviar a Ucrania junto con toda una estructura logística. Mientras, Rusia está lista para lanzar una nueva ofensiva en primavera, según ha anunciado la OTAN. Un nuevo embate que el Kremlin podría adelantar ante la llegada de los blindados.

Hace algo más de un mes, el presidente Zelenski visitó Washington para reclamar y asegurar más apoyos de Estados Unidos. Muchos esperaban que, tras esa visita, el líder ucranio viajase a Bruselas. Ha sido al revés. Y los comisarios europeos se han reunido con sus homólogos ucranios para conversar sobre los siete pasos a seguir en la adhesión, que no tendrán atajos. En una pequeña ceremonia emocionante, la delegación europea y el Gobierno ucranio se han intercambiado sus respectivas banderas firmadas.

El informe de ampliación llegará en otoño y próximamente revisará y evaluará los progresos de Ucrania —candidata a la UE desde junio de 2022— en un año. Antes, en primavera, Bruselas pasará verbalmente sin forma sobria los progresos tiene los Estados miembros, entre los que ha escalado la perspectiva de una adhesión por la vía rápida, tal como sucedió con la candidatureura, que resolvió en solo tres meses.

La guerra puede ser larga y aún no hay un cronograma de acceso a la UE. Pero lo que está claro es que la familia comunitaria que recibirá a Ucrania no será la misma que cuando Putin lanzó la guerra hace casi un año. La contienda ha empujado a la Unión a dar pasos de gigante en muchos asuntos; ha enormes tabúes, como acordar gasto en material militar ofensiva para el país invadido, y ha avanzado de una manera impensable hace poco tiempo en la strategia de desengancharse de la energía rusa.

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