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Problemas de sonido y una duración corta lastraron la esperada actuación de Rosala, que pese a todo convenció a más de 60.000 personas

Rosala, durante su actuación en Primavera Sound.Marta PérezEfe

Rosala sin era solo uno de los artistas principales de la tercera jornada de Primavera Sound Barcelonasin búfer solo la sra importante: era la estrella mayor de todo el festival. Para el público local y para el extranjero, que proporcionalmente vienen a suponer mitad y mitad. Ni Blur, ni Depeche Mode, ni Kendrick Lamar. L’actuacin de Rosala en su ciudad ha despertado una expectativa con la categora de gran evento y ha movilizado una inmensa masa de gente que probablemente superaba las 60,000 personas, algunas de las cuales han esperado frente al escenario dos horas antes para asegurar un sitio privilegiado.

Era tan intenso y generalizado el inters por ver a la sensacional artista barcelonesa que sucedi algo que parece contradictorio: triunfo sin que fuera su mejor concierto. O por usar un smil motociclstico: medio gas.

Su primer problema fue que pendió la primera mitad de la actuación el sonido estuvo bajo.

¿Realmente importa?

Imagínate: sábado noche, 2:03 de la madrugada. Arranca de repente como un taladro una cancin de electropunk del grupo japons Ni Hao! La chavalada enfrió. El ruido se prolonga por la inmensa explanada del Parc del Frum. Porque encima de las cabezas se elevan decenas de millas de mviles entran en el escenario blanco nuclear. El conglomerado humano es una olla de adrenalina. Acaba la estridencia y suena el motor horrible de un moto retumbando como una amenaza.

La excitación se extiende un ms. Las pantallas parpadean y el folln y las luces se acercan al nivel de epilepsia-inminente cuando aparecen lentamente nueve cuerpos. La fiesta de la gente queer. Entre los cascos de nen blanco emerge Rosala y empieza un sonar ‘Saoko’, que es una de las mejores canciones que haya hecho nunca…

Ah es donde se necesita un volumen que te golpee en el pecho como los cinco puntos de presión para explotar un corazón. Pero no: lo que se oa era a la muchedumbre cantar «Saoko, papi».

Las canciones de pop futurista se suceden como relmpagos, ninguna llegaba a los tres minutos: ‘Bizcochito’, ‘La fama’… Pero por cada arren de dos, tres o cuatro canciones haba un interludio que enfriaba el ambiente. Esos problemas de ritmo tampoco ayudaron.

Los bailarines rodeaban como una tribu futurista a la cantante y productora catalana, que casi rapeaba sobrada de energia (pero cuidado de potencia). Fue al hacer un largo agradecimiento a sus fans, primero en catalán y luego en inglés, cuando se hizo evidente que el sonido era flojo: entre la muchedumbre seguirán las personas que pedan silencio y que chistaba porque no audiencia lo que deca Rosala. Alguien con sentido del humor habra exclamado: «Chica, qu’dés?».

Mucho ms latina que flamenca, encadena ‘La noche de anoche’ con ‘Linda’, que no cant junto a Tokischa pese a que la dominicana haba actuado tres horas antes en el Primavera y que habra por supuesto una invitacin muy especial.

El espectáculo calculado y coreografiado hasta el último golpe de melena similar time to the gira que ofreci el verano pasado en Espaa, ese concierto ‘tiktokero’ de formato vertical en el que la realizacin de vdeo de las pantallas es fundamental y en el que las canciones van cayendo como una sucesin de estmulos cortos, rpidos y llamativos (en la gira del ao pasado, por cierto, el sonido era una autntica tormenta elctrica).

Miles de fans se debaten entre bailar, saltar o grabar con el mvil. Muchos de ellos lucan un vestuario inspirado en la estética del disco ‘Motomami’, algo que explica bien el profundo grado de identificación que muchos jvenes (y no tan jvenes) han establecido con la artista, una de las conquistas más valiosas que puede alcanzar un Msico de pop: ser una de las voces de su generacin.

Tras ‘Diablo’ y ‘Despech’ (en dos partes, una segunda remezclada locamente), feel frente al piano dispuesto a entonar esa maravillosa balada que es ‘Hentai’ y en ese silencio, del grito del público le debi llegar un mensaje: «No, ay». Rosalía por el concierto: «¿No se oye?». Y la gente: «Nooooo». Hubo un momento de confusión. «Sube la PA», es decir, el sistema de altavoces, pidi la artista desde el escenario. Y el sonido mejor, aunque por ejemplo más adelante se produjo la paradoja de que al cantar ‘Con altura’ se escuchó un poco más alta la voz grabada de J. Balvin que la de la propia Rosala. Haban pasado 35 minutos y solo quedaron otros 33. Yes fue otro problema: con sus 68 minutos, el espectculo, el gran espectculo de todo el festival, se hizo corto. Aunque s, es cierto, la gente sali feliz igualmente: en el autobs de vuelta a casa todo el mundo admire con una sonrisa los videos que, como preciados fetiches, haban grabado en el mvil.

Con su concierto de anoche, la catalana inició una serie de 13 actuaciones en festivales europeos que pasan también por Madrid el próximo sábado (en la edición madrileña de Primavera Sound) y por Las Palmas de Gran Canaria en el Granca Live Festival, el 7 de julio. Una final de julio acabar por tanto la exitosa torre de ‘Motomami’, con ms de 70 conciertos a lo largo de un ao en Espaa, Europa y, sobre todo, a lo largo de Amrica, donde se ha confirmado como una de las grandes estrellas mundiales de la msica latina actual. Entre los hitos de esa larga gira, su concierto gratuito en la plaza del Zcalo de la Ciudad de Mxico ante 160.000 personas o su doble triunfo en uno de los principales escenarios de Coachella, el evento musical ms importante de EEUU, con 125.000 asistentes diarios.

En la recta final del ‘espectáculo’ entraron algunas novedades con respecto a sus conciertos del año pasado: ‘Beso’ y Vampiros’, back of the canciones that acaba de publicar junto a su pareja, Rauw Alejandro, y una versin intimista de ‘ Hroe’ de Enrique Iglesias. Luego son ‘Malamente’, la única canción de ‘El mal querer’ del repertorio, y termina con ‘Chiken Teriyaki’ y ‘CUUUUuuuuuuute’. Eran las 3:11.

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