Liberado de parte de sus lazos con Nissan y decidido a hacer malabarismos con múltiples asociaciones, Renault está haciendo una apuesta arriesgada. Si el fabricante no está en una posición de fuerza, puede, por otro lado, afirmar que tiene una hoja de ruta legible, que ha tomado decisiones claras y ha conducido a una amplia renovación de su gama.

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La marca va a acometer una profunda revisión de su catálogo, con el cese de la fabricación de varios modelos emblemáticos con motor de combustión interna; el Scénic, este verano, y el Espace, que será sustituido a finales de año por una versión de siete plazas del Austral. Luego, será el turno de despedirse del Mégane de gasolina y del Twingo. Por otro lado, se decidió mantener el Clio, que se renovará, pero se acelera en gran medida el movimiento hacia una racionalización del catálogo.

El foco ahora está en los SUV. Una estrategia que parece estar dando sus frutos, si tenemos en cuenta las ventas del Arkana y el nuevo Austral, dos modelos que están teniendo una mejor acogida que las anteriores propuestas de Renault (Mégane, Kadjar). Estos resultados esperados deberían permitir al fabricante recuperar un punto de apoyo en el segmento C, el de los vehículos medianos, donde se había convertido en un actor secundario durante varios años. Para 2024 se espera un gran SUV coupé de siete plazas, con una versión híbrida enchufable.

Ventas minoristas más rentables

Renault también aprovechó las limitaciones impuestas por la crisis de los componentes electrónicos para reorientar su política de ventas. En la práctica, el fabricante del rombo ha puesto el freno a la matriculación de vehículos de demostración o destinados a que las empresas de alquiler se centren más en las ventas realizadas a particulares, que son en gran medida más rentables. Estos aumentaron un 9% en 2022 en Europa, mientras que los registros de la marca cayeron un 5,9% en general.

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En el campo de los vehículos convencionales, destinados a permanecer en la mayoría durante muchos años, la marca Dacia se está consolidando cada vez más como una baza. Con su limitada gama de modelos que, si no son baratos, se mantienen entre los más baratos, el fabricante vio crecer sus ventas en Europa un 6,8%, en 2022, hasta alcanzar los 573.800 ejemplares (frente a algo más de 2 millones de Renault), es decir, penetración del 7,6%.

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El Sandero es el modelo más vendido a particulares en Europa, y Luca de Meo, el jefe del grupo, pretende aumentar el margen operativo de Dacia del 10% al 15% para 2030. Un nivel digno de un fabricante premium que pretende alcanzar a través de el lanzamiento de tres nuevos productos, algunos de los cuales intentarán prolongar el éxito de la marca en el segmento C, sinónimo de mayores márgenes, y en el mercado de la electrificación.

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