Tras padecer un tumor, hay quien elige compadecerse y quien opta por el humor para superarlo. El es de los segundos. Y con una novela
Lo unico que pide Ray Loriga (Madrid, 1967) antes de empezar esta vislumbró su “dos minutos” para ir a fumar. Y ya una sala vacía, sólo poblada por un fular y un nokia de los que parecen pertenecer a una vida ya pasada pero resistente. Como el escritor que hizo frente a un tumor en el cerebro, lidió con la muerte y ahora se permite bromear con ella en su última novela, Cualquier verano es una final (Alfaguara), mientras coquetea con la idea del suicide asistido y con unos personajes que no tienen muy claro si quieren seguir en este mundo. Hasta que él vuelve a parecer por la puerta y esto ya puede arrancar.
- ¿Alguna vez a tenido ganas de morirte?
- Ganas no he tenido, pero cuando te someten a una operación delicada piensas que es mejor mortirte quedar en un estado vegetativo. Eso me horroriza más que la muerte donde lo horrible es el sufrimiento, la agonía y que se degeneren tus condiciones de vida.
- ¿Qué tal estás en relación con ella?
- Unos lidian con la fe y otros sin ella, la mía es desgraciadamente la de un agnóstico y digo lo de ‘desgraciadamente’ porque la otra es mucho más emocionante. Si no consigues convencerte, la vive de una manera tan seca como si apagaras una máquina.
- Y lo de la eutanasia, ¿cómo veis?
- Este es el camino de las sociedades que defienden el libre albedrío hacia el progreso y la devolución de derechos. Y dentro de ese margen está la decisión sobre la muerte en situaciones dramáticas porque muchas veces hablamos de ahorrar sufrimientos.
- Quizás la tradición católica es más fuerte aún que el libre albedrío para elegir cuando morirnos.
- No quiero atacar a nadie, pero porque esas leyes suceden a obligar a alguien a morirse. No se planta eso, sino respetar el libre albedrío de alguien en una situación agonica y sin sentido para prolongarla. Que otros piensen de forma distinta deberían afectar a su propio comportamiento, no a las reglas sociales.
- ¿Tienes miedo a envejecer?
- La juventud está magnificada, no echo de menos ser joven ni tiene ningún valor añadido. Desde los años 60 empezó à ese mito como maquinaria de consumo porque encontró un sector muy explotable. Y no tengo miedo a envejecer, pero sí a tener peores condiciones de vida y al deterioro físico.
- Ese mito de juventud lo yearsiamos todos, ¿no?
- Pero si no son más que prolongaciones de etapas de consumo para que sigamos activos en un consumo histérico de cirugías, de maquillajes, de ropa chula…
- El síndrome del impostor, del que habla tu personaje, ¿lo has sufrido realmente en tu carrera?
- En lo de escribir nunca me he sentido un impostor porque es una pasión verdadera. En lo social y en la imagen es difícil no sentirlo porque mi trabajo es estar solo en silencio escribiendo o leyendo.
- Pero si eras casi como una estrella del rock en tus inicios en el mundo de la literatura.
- En otros países, como Estados Unidos o Francia, no era tan extraño ser un escritor mediático, pero en España aún hoy lo es. Son fenómenos que no prévés, suceden porque yo solo quería escribir y de repente me vi en esa vorágine.
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- ¿Y cómo vivías dentro de ella?
- Cuando eres joven siempre puedes hacer el idiota un poco de más, pero simplemente con volver a tu casa a leer y estar solo se te bajan mucho los humos.
- ¿Cómo fueron esos tres años que pasaste sin escribir por el tumor?
- Me los pas leyendo. Si yo me lo pudiera permitir, viviría el resto de mi vida leyendo sin escribir nada.
- ¿No tenías miedo a no poder volver a escribir nada?
- Cuando operas el cerebro, estás tocando el elemento básico y piensas que si sufres una discapacidad seria en el acceso a tus ideas se acabó. Ahí el miedo es, sobre todo, a merma de tus capacidades intelectuales.
- Como buen ejemplo de triunfador, ¿por qué tiene siempre tanto interés en el fracaso?
- No conozco tantos triunfadores, el fracaso tiene un porcentaje más alto en la carrera vital. Pero hay que matizar mucho esto porque la vida no es Operación Triunfo ni Masterchef, es un proceso de formación y es muy sutil lo que diferencia éxito y fracaso.
- Mirando tu vida, ¿no te consideras un triunfador?
- En mi escala de valores, estoy medianamente satisfecho porque toda mi vida podría haber salido mucho peor, esa es la razón de mi optimismo. Mi obra y yo nos llevamos bien aunque siempre hay un grado de decepción cuando describe porque no es lo que había soñado. Pero te quedas más tranquilo cuando aceptas que lo consiguió es mucho menos de lo soñado pero mucho más de lo que habías temido.
- Lo que no ha conseguido es meterte en el mundo de la tecnología por lo que veo en tu móvil.
- No soy ajeno a cierto contacto con la tecnología: tengo un ordenador, pero no me gusta ni creo que vaya a tener nunca un smartphone. Con el asalto a las instituciones en Brasil, busqué canales brasileños en el ordenador para ver qué estaba pasando.
- ¿Hay alguna conclusión que llegueste en este momento?
- No soy quien para dar consejos, pero no vendría mal que los políticos tuvieran más cuidado con las peroratas porque pueden llevar a que la sociedad pierda el control, because están arengando a las masas hacia acciones vandalicas y esta sociedad es más frágil de lo que Sorry .
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