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Queens Of The Stone Age y Mad Cool, la última banda de rock del XXI de las siglas

Queens Of The Stone Age y Mad Cool, la última banda de rock del XXI de las siglas

Actualizado

El grupo de Josh Homme ha ofrecido este viernes el mejor concierto del Mad Cool hasta ahora

La banda estadounidense Queens of Stone Age llegó durante la segunda jornada del festival Mad Cool que se celebra en Madrid.  EFE/Kiko Huesca
Queens of Stone, estos son los vicios del Mad Cool.kiko huescaCEPE

jose hombre está saliendo del fondo del pozo de la curva de la felicidad. Esta teoría universalmente aceptada concluye que la edad más deprimente del ser humano es 47.2 años: ese es el momento más infeliz de la vida. el líder de reinas de la edad de piedra acaba de cumplir 50 y ha pasado estos últimos años en centros de desintoxicación por alcoholismo y consumo continuo de drogas, en despachos de abogados y juzgados por su penoso divorcio (su ex mujer y él se cruzaron contra de violencia física y emocional, con la custodia de sus tres hijos de por medio) y en consultas médicas y hospitales, después que le fuera diagnosticado con cancer.

Mientras tanto, podía observar el inexorable declive del rock como un rascacielos que estaba colapsando a cámara lenta en una película de Christopher Nolan.

Así que Josh Homme patrones tuyos para sense como la mierda.

Par eso cuando ahora actúa, como esta noche frente a la inmensa muchedumbre del festival Mad Cool, casi 70.000 personas con camisas de flores y muchas ganas de bulla, hay algo de liberación en el ruido entrecortado y punzante de su rock oscuro. Mucho más sonó feroz y siniestro en el pasado, pero nunca tuvo probablemente tantos motivos.

Pero Josh Homme sonríe y se sacude frescachón cuando empieza el concierto con su canción más conocida, ‘No One Knows’. Tiene ya más de 20 años el tema y habla de atravesar el desierto sin esperanza y de ir a la deriva en medio del Océano entre botes salvavidas muertos al sol y de sense deshecho. Ahora suena más carga de significado, pero él exclama poco después: «Estoy mucho feliz, que putain de rico».

El muy influyente y ya legendario cantante y guitarrista estadounidense, un auténtico ‘riff’ humano, no se muestra como el último héroe del viejo rock. No es un mesías del sonido metalizado en misión imposible. No ha venido a vendernos una historia de supervivencia.

In the end of epic, él prefirió desde sus inicios the ambiguity, una cualidad a la que sigue aferrado y que a la larga le ha favorecido. Abajo viejas canciones entre el rock duro y el glam, con la densidad granulosa del ‘stoner’, la resonancia de la psicodelia y una gran originalidad en los arreglos, aún se sostienen sobre cuatro patas: no son restos arqueológicos de un tiempo pasado, sino oscuros puñetazos centelleantes. Y las canciones de su nuevo disco, ‘In Times New Roman…’, el primero que lanza su grupo en seis años, contienen ese misterio interior y la misma potencia.

Potencia y una precisión alucinante. L’intensidad se ha ido incrementando Durante los 75 minutos de su concierto hasta alcanzar el apogeo final con la catarsis de dejarse llevar y una volcánica cancion para sordos. «Be el publico mas acojonante que hemos encontrado en toda esta gira, os amo, os amo», repite el Hombre. La conexión ha sido absoluta con la masa de decenas de millas de personas congregadas frente al escenario.

La segunda jornada del madrileño festival Mad Cool, uno de los multitudinarios de España (va a superar los 200.000 asistentes entre sus tres jornadas, según los datos facilitados por la organización), ha contado también con las actuaciones destacadas de Sam Smith y Ángel Olsen.

Más barroco que un huevo de Fabergé y con mas dorado sobrio el escenario que en Fort Knox. Sam Smith parecía con un corpiño estilo imperio, cantó ‘Stay with Me’ y ya está claro que su liga es la de las grandes divas, y que lo hace la mar de bien. El cantante británico se emocionó de actuar ante un público tan numeroso, varias decenas de miles de personas. Con su falsete perfectamente modulado y suave melodías de dulce pop como las toallitas de bebé, hacía que cada una de sus canciones fuera una oportunidad para corear con una sonrisa en la cara con perlitas. Toda amabilidad, delicadeza y buen rollo.

La segunda jornada del festival madrileño Mad Cool, uno de los más multitudinarios de España (va a superar los 200.000 asistentes entre sus tres jornadas, según los datos facilitados por la organización), ha contado también con las actuaciones destacadas de Sam Smith, Mumford & Hijo y Ángel Olsen.

Más barroca que un huevo de Fabergé y más dorada en el guión que en Fort Knox. Sam Smith apareció con un corpiño estilo imperio, cantó ‘Stay with Me’ y dejó claro que su liga es la de las grandes divas, y que lo hace la mar de bien. Con su falsete perfectamente modulado y suave melodías de dulce pop como las toallitas de bebé, hacía que cada una de sus canciones fuera una oportunidad para corear con una sonrisa en la cara con perlitas. Toda amabilidad, delicadeza y buen rollo.

Los mismos atributos de Mumford e hijos, Coldplay del folk-rock británico. Su época de gloria, que la tuvieron, ya pasó, y su último disco fechado en 2018. A nadie se le ocurre explicar que demonios hacian ocupando el lugar más privilegiado de la jornada, uno de los escenarios principales entre las 11 y las 12 y el pico de la noche.

Antes, un suelo de injusticia y una temperatura de 30 grados a la oscuridad jugaron en contra de ángel olsen. Es una de las artistas más talentosas de la enorme generación de cantautoras de USA de la última década, heredera de la tradición indie rock del país. Sin embargo, tanto el intimismo y las atmosferas entre tinieblas de sus baladas flotantes como la ansiedad de sus canciones mas distorsionadas cajaban mal con ese momento de la tarde. El anticlimax rebajó la intensidad de su estupenda música, aunque en conjunto el concierto estuvo dentro de un orden y, por tanto, en equilibrio.

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By Betania Malavé