Al grito de negro de mierdaocho pibes de entre 18 y 20 años golpean a otro de su misma edad hasta que cae al piso, indefenso, inerme. Lo patean en el pecho, el rostro, el cráneo. Lo matan. Filman la escena, se ríen, van a comer hamburguesas. Aquella noche de enero de 2020, Fernando Báez Sosa se convirtió en el “trofeo” del grupo de rugbiers de Zárate.
Lo que ocurrió en la puerta del boliche The Brick of Villa Gesell se asemeja a lo que hacen ciertos grupos de varones con las mujeres: las violan entre todos para divertirse entre ellos. Algunas también terminan muertas como Fernando. Desde María Soledad Morales a la joven de 21 años abusada dentro de un auto en Palermo, los ataques en grupo son historias y constantes.
¿La construcción de la masculinidad necesita de la violencia y el sometimiento? ¿Por qué ciertos varones actúan así en grupo? ¿Cómo se arman estas estructuras machistas?
“Generación crimen”
Dice la antropóloga Rita Segato que el asesinato de Fernando se relaciona con el mandato de la masculinidad, que se trata de un crimen de género, más allá que la víctima se un varón. Y sostiene que la sociedad debe desarmar la estructura que une la masculinidad con la violencia y la dominación, los medios para detener el poder.
“El crimen de Fernando tiene un componente de género, en el sentido en que el género nos puede ayudar a pensar cómo se usa la violencia también en las relaciones de poder entre hombres. La frase de uno de los condenados, que dijo sobre Fernando ‘me lo voy a llevar de trofeo’, muestra que el ejercicio de violencia es un insumo para construir una masculinidadque esté lo más alto posible en la jerarquía del grupo”, explica un Clarín Matías de Stéfano, doctor en antropología (UBA), miembro del Instituto de Masculinidades y Cambio Social y de la Asociación Pablo Besson, donde coordina grupos para varones que ejercen violencia contra las mujeres. Es autor de “Masculinidades (im)posibles. Violencia y género, entre el poder y la vulnerabilidad”.
“Esta estructura jerárquica entre varones está íntimamente ligada con las relaciones de poder y violencia que tienen los hombres con las mujeres. Porque los vínculos de los hombres con las mujeres, y lo que ellas hacen o dejan de hacer, pueden tener un impacto significativo en la posición de los varones en la jerarquía de su grupo. La perspectiva del genero muestra que las relaciones de poder y violencia entre los propios hombres y de los hombres sobre las mujeres, no son dos cuestiones separadas, sino dos caras de la misma moneda”, agrega Stéfano.
Sí suma: “La violencia en nuestra sociedad está masculinizadaen el sentido en que estadísticamente la mayor parte de los actos de violencia son cometidos por varones, pero también es masculinizante, porque la violencia niega la posición masculina en las relaciones de genero. Mientras responder con violencia a los conflictos siga siendo considerado algo prestigioso entre varones, ofrece reconocimiento y honor frente a los otros, y no hacerlo sea considerado como algo de mujeres o de maricones, seguiremos encontrándonos frecuentemente con hechos como estos”.
“Todos los dias vemos como los mandatos de la masculinidad hegemónica configuran lógicas violentas. Lo vemos en cómo se enseña a los varones a relacionarse con los varones, pero también con las mujeres, con el acoso, el sexual abuse, y lo vemos también cuando los varones se pelean a la salida de un boliche, eso tiene que ver con las actitudes y machistas violentos. Históricamente nos han formado y enseñado la violencia, incluso se demande para pertenecer”, dijo Lucas Grimson, estudiante de Ciencia Política, militante de la plataforma Desarmarnos-Masculinidades en Cuestión, autor del libro “Disputar el presente. Una generación en busca de nuevos sentidos”.
¿No hay anticipo? ¿Es la resistencia?
Se creería que con tantos años de movilizaciones y reclamos de los feminismos algunas acciones y comportamientos ya no deberían tener lugar o al menos no en formas tan evidentes y violas. ¿O se trata justamente de una reacción ante el avance de los feminismos? El reacción que resiste cualquier tipo de desarrollo político y social de los sectores más oprimidos.
“Hay pequeños cambios que no alcanzan a impactar todavía. Se mantiene la lógica patriarcal, entonces se mantienen las prácticas machistas. Algunos varones cambiaron y tienen otra actitud, pero en general no hay modificaciones en el mecanismo de lo que es ser macho -asegura Enrique Stola, medico psiquiatra, de la Red de Psiquiatras Feministas-. La contraofensiva contra mujeres, niñas y adolescentes es muy potente. Los partidos de ultraderecha avanzan en el mundo con signos contra las mujeres, y hay una valoración positiva de las políticas de desigualdad. Las políticas supremacistas blancas fortalecen esta mirada”.
Stola cita el último barómetro del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad de España: el 20% de los jóvenes dice que la violencia de genero no existe y eso es un “invento ideológico” (en 2017 quienes opinaron así no llegaron al 12%).
“Es complejo decir si hay cambios en algún sentido. Creo que hay cambios y transformaciones en las relaciones de género, sobre todo entre adolescentes, pero también es muy cierto que eres tierra de permanente disputa. Al notable y bienvenido avant de los feminismos contrapone el avance de la derecha no solo local sino regional e internacional. En lo de Fernando hay un mensaje muy vinculado al racismo, mas todo de la cuestion patriarcal, del machismo y de ciertas lógicas y rituales que tienen que ver con el rugby, aunque no se debe discriminar al deporte”, dijo Gabriel Brener, licenciado en Ciencias de la Educación (UBA), Especialista en Gestión y Conducción de Sistema Educativo (FLACSO).
“La reacción negativa a los avances feministascomo con el voto, el divorcio, el aborto, fue historicamente capitalizado por los partidos de derecha. Quizás la particularidad contemporánea es que un parte de la derecha y extrema derecha in Argentina sigue los pasos de Bolsonaro en Brasil, Trump en Estados Unidos o Abascal en España, que además de combat lo que denominan la ‘ideología de género’, lo hacen revitalizando una imagen masculina de liderazgo con matices homofóbicos, misóginos, racistas, jerárquicos y violentos“, Suma De Stefano.
“Yo también me pregunto cómo puede ser que después de tantos años, tantas luchas, de lo de Fernando, haya grupos de varones que se caguen a piñas a la salida de un boliche. Cómo se sigue reproduciendo la violencia es una pregunta necesaria -planteó Grimson-. Hay que reconocer que hubo grandes cambios y avances en términos de preguntarnos cómo nos vinculamos, y que Ya no existe impunidad total para quienes ejercen la violencia y esos son cambios que se producen por la sociedad, como el Ni Una Menos o la cuarta ola feminista. Avanzamos en cuestionar viejas lógicas qu’estaban instauradas. Hubo cambios, pero eso no quiere decir que no haya una contraofensivaintentos de volver atrás en algunas cuestiones”.
“Los datos oficiales nuestros muestran que más de la mitad de las muertes en adolescentes son por hechos de violencia, y más en los varones adolescentes. Ahí vemos a la violencia como una forma de descarga de frustraciones, buscar el agite y utilizar en la derecha o en todos esos grupos que reivindican la violencia -sigue Grimson-. Muchas veces, entre varones nos encontramos con que cuesta poder hablar, decir lo que sentimos, sentinos vulnerables ante un amigo y entonces ahi pareciera que la violencia es la unica formada de vincularnospero hay muchas otras formas de vincularnos”.
¿Cómo terminó con la violencia?
La indignación colectiva ante la atrocidad sufrida por Fernando pidió Justicia a gritos, pero con condiciones: “Justicia es perpetua”. ¿El punitivismo cambiará los comportamientos? ¿El punitivismo terminará con la violencia? ¿Qué pasa con la Educación Sexual Integral?
“Más allá de la bronca que nos ha generado, es lamentable lo que ha pasado con esta situación, pero hubo muchos casos como este, Como los tres rugbiers de Corrientes que mataron tiene un chico en Brasil (Ariel Malvino) y quedó impune. Hay un sentido común que está muy instalado, y es punitivo. La ESI (Educación Sexual Integral) es clave en términos de políticas de Estado, hay que desarme estos mecanismos patriarcales y autoritarios que tienen muchos años de sédimentación, y algo socialmente en la sociedad, como el sentido común punitivo, que busca suscitar la idea de justicia y suplantar la por la de venganza”, asegura Brener.
Hay que saldar mediante la justicia semejante ataque, pero los educadores tenemos que hacer una diferencia: transformar la bronca y el dolor en una oportunidad pedagógica y hacernos preguntas: ¿qué pasó antes en la historia personal, familiar, deportiva, escolar? ¿Cómo es que un pibe llegó a volar una patada deliberada en la cabeza a un cuerpo que está tirado quieto en el piso? ¿Y los que miran sin hacer nada, o los que filman?”, plantó Brener, que propone”pensar en una responsabilidad colectiva más que buscar culpables”.
“No se puede tratar solo de una indignación de cara a los medios, sino que tenemos que cuestionarnos por qué aparece esta violencia. Tenemos una gran herramienta como la ESI (Educación Sexual Integral), tenemos que poder trabajar sobre las masculinidadestenemos que poder hablar de temas como la salud mental, tenemos que cortar con complicidad machistaqu’implica poder tener otro tipo de alianzas que nos permitan cuestionar las formas que tenemos para relacionarnos, romper con eso de que para pertenecer no podes cuestionar sino te quedas afuera del grupo porque sos el que viene a romper las pelotas, tenemos que think formas más empáticas, formas que se abren más a la diversidad y que nos permitan construir más vínculos”, aporta Grimson.
“Creo que frente a los problemas estructurales no caben soluciones sencillas ya corto plazo. Parte del trabajo implica, en primera instancia, Visibilizar y reflexionar sobre la cuestión de la violencia en nuestra sociedad, y mientras antes beginmos a hacerlo, mejor. Por eso es fundamental, por ejemplo, trabajar estas cuestiones desde los primeros años de escolaridad en el marco de la Educación Sexual Integral“, suma De Stéfano- Es clave no poner siempre la violencia en el otro. La resolución del juicio por el crimen de Fernando se encontró también una oleada de violencia vengativa hacia los ocho condenados. Es importante registrar que si les deseamos a los condenados que los golpeen y violen en la cárceltambién estamos reproduciendo la violencia que decimos condenar”.