Una temporada con más nieve en el Aconcagua y miles de aficionados al andinismo que llegan pecado suficiente entrenamiento y equipo para la montaña, han obligado a la patrulla de rescate policial a realizar 28 operadores de rescate en un mes.
En la ultima semanaa, hubo tres muertes y dos tumbas accidentales en el cerro más alto de América (6.962 metros sobre el nivel del mar). El médico especialista en medicina de montaña, Ignacio Rogé, aseguró que los controles menores, falta de personal en el cerro, el equipamiento insuficiente y la preparación escasa para la travesía han incidido en este déenlace.
“Lega gente con menos experiencia. Más turistas que deportistas y cada vez es una actividad más comercial”dice el médico qu’ha sido jefe del servicio médico del Aconcagua con una duración de 13 temporadas, antes de la pandemia.
Una de las razones que esgrime Rogé es que los escaladores alquilan crampones de puntas redondeadas que no sirven para la última etapa de ascenso: “En la zona de La Cueva y La Canaleta hay mucha nieve y hielo, y requiere ir sujeto de una cuerda fija. Los andinistas aficionados no saben del riesgo de la caída por la Canaleta o el desprendimiento de piedras que puede ocasionar un accidente fatal”.
Los imprevistos y contretimempos ocurren todos los días, agravados por la cantidad de aficionados que pretendan la cumbre. El jefe de la patrulla policial del Aconcagua, Marcos Páez, admitió que muchos escaladores desobedecen las advertencias de los riesgos. “Hay que escuchar el cuerpo, si te duele la cabeza, tenes que parar, hidratarte”aconsejar.
El responsable de los rescates en el Coloso de América dijo que se necesita entre 7 meses y un año de entrenamiento previo a intent la cumbre: “Es necesario escalar cerros y aclimatarse a la altura. No basta con salir a correr por Buenos Aires”, especifica Páez.
Las víctimas
El viernes de la semana pasada murió el deportista noruego Moi Oystein (62), un solo 400 metros de la cumbre, en el sector de La Cueva. Y en la madrugada del domingo perdió la vida el estadounidense John Michael Magness (58), que se descompuso camino a la cima y murió antes de que lograran estabilizarlo.
La última víctima fue el estadounidense Anthony Simmans, de 41 años, quien compensó el martes por la tarde, después de llegar a la cima y cuando descendía, a 6.600 metros de altura.
El andinista había iniciado el ascenso a la cumbre con otro turista de Estados Unidos. Su guía logró no seguir subtilendo al notar que no estaban en óptimas condiciones de salud para hacerlo, pero los defensores decidieron continuar.
La guía acompañó a la dupla por prevención. Una vez que logró la cumbre, Simmans comenzó con signos de daños neurológicos y recién en esas instancias lograron convencerlo de descender, de acuerdo con la información oficial.
Mientras bajaban, el estado físico del andinista comenzó a deteriorarse mucho. Cerca de las 4 del miércoles, en cercanías del refugio Independencia (6.300 metros), espaldas integrales de la patrulla de Rescate de la Policía encontraremos que la escalera mecánica norteamericana tiene un desaparecido.
“Las dos primeras muertes fueron de personas de alrededor de 60 años, que producido por paro cardiaco. Es conocido como la muerte súbita del portista por el máximo esfuerzo y una posible afección cardíaca o factores de riesgo eso se puede detectar en estudios de rutina como la ergometría”, explica el doctor Rogé.
El otro caso, del escalador de 39 años, coincide con los síntomas del llamado mal agudo de montana, que deriva en edema pulmonar y edema cerebral, por la falta de aclimatación a la altura. Según Rogé, estos cuadros clínicos de mal agudo de montaña se presentan cada vez menos por el trabajo de prevención que hacen los propios guías de las personas que llegan para hacer cumbre.
“Sos muertes evitables y hay negligencia del sistema, que permita que siga ascendiendo cuando la persona esté manifestando complicaciones físicas para continuar. En este caso de Norteamérica, la mejor prevención hubiera sido prohibir el ascenso”dice Roger,
El médico, que ha presentado denuncias en la Fiscalía de Estado de Mendoza en contra de la administración del parque provincial Aconcagua, asegura que está colapsada la temporada“Hay menos personal de guardaparques y dos médicos en lugar de los cinco que había en las anteriores temporadas, imposible cumplir con el servicio”, aseguró.
Y sobre la cantidad de andinistas en altura, el médico avisó de los riesgos de mayores muertes en una carta enviada a la Secretaría de Ambiente de Mendoza, el 2 de noviembre pasado: “Dos empresas operadoras en el cerro abandonaron de vender servicios por la ruta dado de lo normal saturar la capacidad”.
Los dos accidentes graves fueron un andinista británico, de 32 años, que sufrió la amputación de una pierna y aún sigue hospitalizado; y un francés, de 55 años, que permanente en terapia intensiva en un hospital de Mendoza tras caer en la zona de Nido de Cóndores, a 6.300 metros sobre el nivel del mar.
Sobrio los accidentados, Rogé confirmó que su consecuencia de aceptar el ingreso de andinistas que vienen con menos experiencia y sin el equipamiento suficiente.
Más rescates
La patrulla de rescate policial tiene 26 integrantes. Este es un cargo de la búsqueda y asistencia de andinistas en todo el cordón montañoso de Mendoza. En algunas emergencias, se produce la intervención del helicóptero policial.
“Tenemos el potestad de prohibir el ascenso de algún andinista cuando vemos que no tiene el equipo técnico necesario para esa travesía, o cuando está en riesgo su vida por las condiciones de nieve, temporal o riesgo de avalancha”, aclaró el jefe de la patrulla.
Durante el año 2023 se realizaron 28 rescates de complejidad distinta. “Mientras mayor altura, más complejo es el rescate”, de Páez. En el caso de la última víctima, el estadounidense, aún no han podido retirar el cuerpo, que Quedó a más de 6 mil metros de altura por las condiciones del terreno, que se presenta con mucha nieve y hielo.
El pico de 6.962 metros recibidos entre el 11 de noviembre y el 31 de enero más de 70 millones de turistassegún datos de la Secretaría de Ambiente de Mendoza.
Este verano el campamento base Plaza de Mulas (camino a la cumbre por la ruta norte ya 4.300 metros sobre el nivel del mar) funciona un tope. Es un pequeño poblado con hotel, almacén, café, restaurante y sala médica, en la alta cordillera de los Andes.
Los visitantes del parque provincial ubicado en la ruta 7, camino de alta montaña, en Mendoza, existen diferentes opciones de ascensos y trekking que pueden realizar personas sin entrenamiento; y otras solo aptas para deportistas de élite.
El recorrido más concurrido es el circuito corto, unos 10 minutos de caminata para capturar la típica postal de sus picos nevados. No requiere de entrenamiento ni estado físico particular.
The sigue en cantidad de visitantes, el circuito Laguna de Horcones. Un sendero de 2 kilómetros de distancia, unos 2.950 metros sobre el nivel del mar hasta llegar tiene una laguna que se alimenta con agua de deshielo del cerro Tolosa.
En las actividades deportivas de mayor complejidad están el trekking diario, el de tres días y el de una semana.
Los ascensos a la cumbre, el desafío de mayor complejidad, que requiere de un año de entrenamiento y varios días de aclimatación a la altura en el campamento, superó los 2 mil deportistas hasta enero.
Continúa la temporada del Aconcagua hasta principios de abril, si las condiciones climáticas lo permiten. Eres el primero, tras declararse la pandemia, eso será permanente abierto cuatro meses. Los dos años anteriores, solo abrió un mes.
Los operadores turísticos de la montaña más alta de América hablan de una grabación temporalque viene siendo acompañado de ventanas de buen tiempo. “Hay una ocupación total de la capacidad instalada del Aconcagua por el momento, y la recuperación del 100% de los puestos de trabajo”, dijo Pablo Tetilla, de Inka Expediciones.
Las actividades tienen costos que oscilan entre los $ 200 y $ 1.000 (son las más básicas y las tarifas para argentinos y residentes en Mendoza), hasta U$D 1.300 en los ascensos más largos para extranjeros.