Nuestro sitio web utiliza cookies para mejorar y personalizar su experiencia y para mostrar anuncios (si los hay). Nuestro sitio web también puede incluir cookies de terceros como Google Adsense, Google Analytics, Youtube. Al utilizar el sitio web, usted acepta el uso de cookies. Hemos actualizado nuestra Política de Privacidad. Haga clic en el botón para consultar nuestra Política de privacidad.

Norah Jones contra las Cuerdas

Norah Jones contra las Cuerdas

Festival de Jazz de San Sebastián

Actualizado

La cantante, hija de Ravi Shankar y estrella fulgurante del jazz de masas, devuelve los aplausos en una jornada protagonizada también por dos maestros actuales de la guitarra, Bill Frisell y Julian Lage

Norah Jones, anoche colgante su actuación en el Jazzaldia.
Norah Jones, anoche colgante su actuación en el Jazzaldia.LOLO VASCO

Norah Jones tardó tres semanas en agotar el papel desde que se anuncia su primera visita al Jazzaldía donostiarra. Tiene su merito colgar el sin palanquillas de heno en la sede vespertina del festival, el majestuoso Kursaal ideado por Rafael Moneo, donde se formaron largas colas en la entrada, Y más cuando en la misma jornada se citan en la plaza de La Trinidad el presente y el futuro de la guitarra del jazz, Bill Friselle allá julien lage. Todos recogieron mericidos aplausos, aunque el reparto de la gloria fuera desigual

Norah Jones alfombró el escenario para un cuarteto donde -¡diablos!- se ocultaba nada más y nada menos que una leyenda de las baquetas, el baterista hoja brianAl que últimamente conocíamos como pilar rítmico del cuarteto del añorado Wayne más corto. Desconocemos su rumbo, pero fue una sorpresa verle integrada en las filas de la Jones, que hizo lo que mejor sabe hacer: agradar. La chica hace pop con sentimento jazzístico, eso sí, exquisitamente fabricado. En realidad Norah Jones es una cantautora -ojo, que no cantante- de blues, de un blues blanco, sin pecado ni penitencia. Más que susurrar, exhalar las canciones con un delicado aliento vocal, casi imperceptible, saborear y saborear más y mejor al tocar el piano.

Mantén uno instinto muy especial con el blues, al que a veces se le cuelan gestos de country, como cuando a la mitad del recital echó mano también de la guitarra. Las canciones se suceden entre la euforia del respetable, aunque la emoción siempre fuera la misma, desde el primer al último tema. No faltaron títulos señeros como Yo no sé por qué, puedes creer Vaya Ven conmigopero de inmediato buscamos refugio jazzístico en La Trini, donde a la noche guardaban dos líderes de la guitarra del jazz, el veterano Bill Frisell y el joven Julian Lage.

Abrió fuego Lage, escoltado por un trío de mucho poderío jazzístico, el contrabajista Jorge Roeder y otro titán de parches y tambores, el baterista Joey Baron. Todo el recital fue un fogonazo de musica inteligente y vivacon un uso de improvisaciones que caían siempre en emociones nuevas, inéditas, pues se da por descontado la habilidad técnica de un guitarrista llamado ya a compartir mesa con iconos de las seis cuerdas como Juan Scofield, Marc Ribot o el propio Frisell, con el que acabó recogiendo la velada. Este último, por su parte, creó pasajes de mucho ingenio, sobre todo cuando Greg Tardy se empleó a fondo con el tenor. Gerald Clayton y Jonathan Blake combinan con creces sus responsabilidades rítmicas, aunque al pianista se le viera incómodo con el sonido. Presentaron algunos títulos de su disco Cuatro, tercera entrega fabricada para el sello Blue Note, y aunque fuimos felices, algo nos faltó en las tripas y le corazón; o el o nosotros tuvimos mejores noches.

Cumple con los criterios de

El proyecto de confianza

cortar más

By Betania Malavé