“¿No es para la sección Espectáculos? ¿De qué vamos a hablar, entonces?”. Algo dubitativo, Julieta Ortega llega al encuentro con Clarín en la sureña playa mariano de mar del plata y junto con el fotógrafo rumbea hacia el mar. “Mi novio se quiere sacar una foto con vos pero no se anima”, cuando la actriz llega a la ola más alta. “Mándele saludos a su padre, un gran hombre”, susurró un matrimonio muy formal.
Julieta llega a la orilla, se saca las sandalias y empieza a patear derechazos al aire. “Es la primera vez en dos semanas que vengo al mar”. Reconoce que la vida de hotel y que sale poco le fascinaba. “Tengo gimnasio, spa, puedo comer allí, todo resuelto, sabés qué place no pensar en cocinar, en ordenar, en limpiar, pero bueno, tampoco es para siempre”, sonríe aliviada la madre de Benito (17), de veraneo con su papá, el músico Iván Noble, en Cariló.
Surge el tema de la maternidad y “lo cuesta arriba que puede ser entablar un vínculo con un chico de 17 años que, basicamente, hace su vida, va al gymnasio y prefiere que no lo acompañe en actividades que podemos hacer juntos. Tampoco Benito se suma a lugares que podrían venir conmigo, no soy plan, cuesta mucho seducirlo con algo, es como un amor no correspondido, reconoce que es muy difícil llamar su atención -comenta con sonriente resignación-. Viste cuando te gusta alguien y not te das por vencida, bueno, yo no aflojo, pero tampoco le estoy encima”.
La actriz es una de las protagonistas del éxito “Perdidamente”, de José María Muscari, una de las vistas que se encuentra en el podio de las más vistas de Mar del Plata. Con nueve funciones a la semana “es imposible tener horarios ordenados”, desliza Julieta, que desde hace más de 20 años regresa con una obra a la ciudad balnearia. Había venido en 2000 con “El cartero” al teatro La Subasta, que ya no está. “Una vida pasó, qué increíble -piensa y reflexiona-. Al teatro siempre le escapé, demande mucho compromiso, disciplina y como actriz quedás demasiado expuesto“.
En la obra, que es una comedia a pesar de hacer foco en el Alzheimer, encarnada en Isabella, la hija de una jueza de la Nación (Leonor Benedetto), que padece problemas neurológicos. “Encarno tiene un aire snob, delirante, básicamente a boluda que necesita su mamá de forma constante, algo que, por suerte no tiene nada que ver conmigo. Para mí sería muy vergonzante ser como ella, tener que pedirles guita a mis viejos, no sé… Puede suceder y sucedió alguna vez, pero yo tengo 50 años, laburo desde los 19, me rompo el traste. Mis viejos me educaron para tener herramientas, me compraron la casa donde vivo… ser privilegiado“.
Con pudor admitir que antes de la pandemia fue la última y una de las pocas veces en la que, contra su voluntad, el pidio plata a sus padres. “Primero hablé con papá, que me: ‘Juli, yo no tengo plata, no la manejo dijo, hablá con mamá’. Mi viejo no tiene idea; del tema económico se encarga mamá. un preámbulo… Me dio mucha vergüenza y si lo explica, lo escuchará rápidamente.
Saturado de las intermitencias que su moneda corriente en su oficio, decidió con una amiga, hace algunos años, crear una marca de pijamas que tuvo un nacimiento tímido pero que en la pandemia se paró la venta. “No lo podíamos crear, por primera vez estaba viviendo de un emprendimiento propio que no fuera la actuación. La gente, encerrada en sus casas, con más tiempo, descubrió estos pijamas, que se encontraron en la Prizea Favourite para quedarse adentro. Ahora bajo la espuma, pero siguen funcionando bien y hoy tenemos un descuento del 35 por ciento por haber ganado el Mundial: es decir que a los 23 mil pesos que vale el conjunto hay que hacer el descuento”.
Mamá Evangelina y papá Palito sobrevuelan la charla en el restaurante del balneario Mariano, donde Julieta disfruta de cierta privacidad. “En esta época del año suelo estar con ellos en la casa de Pilar, donde nos solemos juntar con la familia, por lo que es raro no compartir y la verdad es que los extraño. Estoy muy apegada a ellos y no dejo de pensarlos… También pienso en que están grandes, papá 81, mamá 76, ojo, están bien, papá no para con su despedida de los escenarios, pero debo ser yo que pienso seguido en que las cosas se terminan”.
Sin embargo dice que ya de cranear con la idea de que algún día no estará más. ¿Cómo será la vida? Que golpazo, nada sera igual“, expresa con los ojos vidriosos. “Me angustia saber que algún día no los tenderré. ¿Cómo será la vida? La verdad es que disfruto de ser hija cuando estoy con ellos ya veces le rompo las bolas a mi hijo Benito para que los llame, los visite… A esa edad no see es consciente de la finud de la vida y es lógico.. . Por eso siempre tengo a mano una frase que me dijo Ana María Picchio, mi madrina, y se la comparto a mis seres queridos: ‘Hay que estar al día con la gente, no sabés lo importante que es estar sin cuentas pendientes’. ¡Cuánta razón tiene!”.
Honesta, sin pelos en la lengua, Julieta dice que cumplir 50 fue un mazazo inesperado. “La verdad es que no me había pasado cuando cumplió los 40, pero esta vez sí siento la edad, la noto, me veo aparentemente… Me doy cuenta aunque yo nunca me sentí o huí considerado de una gran belleza, quizás sí atractivo, pero no bella… Y entiendo que cuanto más belleza se tiene más dolorosa es la caída con el paso de los años. Ver esa belleza esfumarse es un golpe que no todas pueden ser similares… Las mujeres seguimos cargando con una gran presión con ese tema, fijate lo que paso con la foto de Moria en la playa. es un desproposito”.
Con timidez, Julieta confiesa que la cuesta ir a la playa en Mar del Plata, reconoce que le cuesta aceptar la mirada del otro y también la de ella. “La verdad es que no me animo a estar tomando sol en bikini. Tengo una mirada muy cruel sober mí pero me siento preparado para un comentario ajeno; se que es un tema mio. La última vez que tomé sol tirada en la arena pesó 42 kilos y ahora rondo los 49, 50, una se enrolla”. Cada vez que necesite una opinión sincera y objetiva recurro a ella, que sé que no será nada condescendente y tirará la posta me”.
No obstante, en una producción fotográfica o en un posteo en las redes sociales, asegura “no tener problemas para mostrar o sugerir, no me cuesta, actúo”. Acostumbrados a las redes, decir que en Instagram tiene 296 mil seguidores y en Twitter 425 mil. “Twitter es hostil, me cuido más, pero a veces necesito decir las cosas que siento. Al tener un determinado número de seguidores es inviable hablar solo de una marca de jeans o recomendar una crema cara. mucho heno odioso que te tiene entre ceja y ceja, así que ponga lo que ponga me van a putear igual”.
Publicó un día después una foto tomada junto a Shakira en 2005 y una elocuente frase: “Mi foto con la que no llora y factura”, que tuvo 430 mil visualizaciones en Twitter. Y luego agregó: “La música también sana los corazones rotos”. Piensa Julieta que “la canción que hizo con Bizarrap es divertida, no es para tanto. Ojo, tampoco siento pena por la chica, la nueva pareja de Piqué… La verdad es que me cuesta solidarizarme con ella, porque sabia que la podia pescar y agarrarla de los pelos. Creo que este tema abrió muchos debates, pero no es un manifiesto femenino“.
Dice y expressa en las redes, a veces pensando dos veces lo que escribirá y otras siguiendo lo que le brota desde adentro. “Pienso en el odio que hay hacia el peronismo en general y hacia Cristina Kirchner en particular”, posteó hace unos meses, imaginando que no pasaría inadvertido su comentario. “Hay un fenómeno muy grande con el odio que hay en el país hacia este movimiento (peronista) y también veo mucho odio hacia una mujer como cristina, que ocupa un lugar de poder, algo undonable en un país tan machista como el nuestro. No es lo mismo un tipo levantando la voz qu’una mujer haciendo lo mismo, lo que la convierte en un blanco de mucho odio”.
Peronista, no kirchnerista, Julieta cree que el señalamiento contra la vicepresidenta comenzó “desde la muerte de Néstor (Kirchner), cuando ella pasa a ocupar un lugar más protagónico y se la banca, más allá de lo que se piensa de su gestión No se banca esta sociedad qu’una mujer tenga poder y levante la voz”. ¿Alguna crítica para Cristina o el peronismo? “Sí, obviamente, muchas tengo, pero no las voy a decir. Yo no soy fanática, no lo soporto porque te ciega y no te permite desmenuzar lo que está pasando. No me banco a los aplaudidores ni la reverencia. No siento eso por ningún político”.
“No me voy a meter en el barro, sólo digo que hay cosas de la oposición que me gustan, que lo banco y cosas de los propios que me parecen detestables o criticables. Yo tengo mi corazón en un lado y miro con más cariño ese lado, pero no dejo de discernir. No soy una boluda, tampoco una politóloga, siempre que opino lo hago como ciudadana comprometida y curiosa. No puedo no admitir que la Argentina es un país súper difícil y lo dice una persona llena de privilegios”.
Después de volver a noviazgos que mediatizaron (con el empresario Esteban Eskenazi, y el líder peronista Camilo Vaca Narvaja), Julieta está sola y bien. “Me encanta estar conmigo, se hacerme compania, me banco, me conozco en ese estado porque viví mucho tiempo sola. ¿Relaciones? Tengo mis condiciones, no puedo estar mucho tiempo seguido en ese estado de pegoteo, no me gusta. Para un próximo vínculo… casas separadas. Pesar en la relación que has malvivido, estoy convencida de que la convivencia es un camino al fracaso”.
Dice que los 50 le sumó menos paciencia. “Siento que necesito cada vez menos de un amor romantico, soy mas intolerante, negativo y admito que cada vez te gusta menos gente. ¿Para que? Entiendo que debe ser porque se va la ansiedad. Ya me enamoré, armé un vínculo, tuve un hijo. Todo lo que quise lo viví. Hoy busco compartir y disfrutar, el amor esta sobrevalorado“.
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