Convirtió en la primera “rebelde” del confinamiento y cuestionó a las autoridades con una reste en una plaza.
El 21 de abril de 2020, sentada en una la reste en la calle, Sara Oyuela armó un escándalo cuando la Policía se lo quiso impedir. Era plena cuarentena por el Covid y la mujer quería tomar sol en la vereda de un parque. “No me arrepiento de nada, lo volvería a hacer”el habia dicho despues has Clarín. Sara fue la primera “rebelde” del confinamiento y tuvo esta semana, le confirmó su marido a este diario.
Clarín Hablé por teléfono con ella a mediados de diciembre. Se la notaba jovial, mordaz como siempre, y contó que estaba esperando la llegada del verano para seguir con su rutina de bajar a la plaza frente a su departamento para tomar sol.
Esta actitud fue la que llevó a Sara a las portadas de los diarios y los noticieros de TV. En las semanas de cuarentena más estricta, con total prohibición de circulación salvo para los trabajadores esenciales, la jubilada desafió a las autoridades manteniendo justamente esa rutina de asolearse.
Eran las 13.20 de un martes de otoño cuando Sara bajó de su departamento y puso su sillita tipo descansará en una de las veredas del Parque Tres de Febrero en la altura de Avenida del Libertador al 3500. Cuatro Varones agentes de la Policía de la Ciudad intentaron sin éxito convencerla de que cruzara y volviera a su casa: no hubo manera.
-Señor Alejandro, ¿puede bajar por favor y convencer a su esposa, que está tomando sol en el Parque 3 de Febrero, a que vuelva a su domicilio?
-Discúlpeme pero no puedo bajar. Sepa oye, hace 32 años que estamos casados y nunca la pude convencer de nada.
Así fue el diálogo que hace casi tres años pudo reconstruir Clarín. “Necesito aire y sol, un rato más, hasta las 15.20. Después me iré”, dijo Sara a los policías. Llegaron dos agentes mujeres también para tratar de convencerla. En ese gesto, en los albores de la quarentena mas larga del mundo, Sara estaba desafiando las restricciones impuestas por el presidente de la Nación para pretender hacer frente a la pandemia del Covid. Todavía faltaban tres meses para la escandalosa fiesta de cumpleaños de la primera dama, Fabiola Yañez, en Olivos.
“No pienso ir a votar a ninguno de los delincuentes que hay acá”lo dijo Sara fue diario en la conversación de diciembre, en la que confirmó que no votaría a Javier Milei.
Antes, en julio de 2020, planchó la repercusión que causa su “rebeldía”. “Mi esposo la pasó mal aquel día, se hizo mucha mala sangre y la verdad es que quise cuidarlo, no me quería quedar sin compañero de vida. Siempre hice lo que quise, esta vez tuve que controlarme”, había admitido Sara, entre pitada y pitada supo cigarrillo. Esa tarde habia estado una hora tomando sol hasta que una vecina “despechada” la denuncia con una llamada al 911.
“Estoy indignada, no puedo creer que haya armado tamaño revuelo. ¿Qué hice de malo? ¿Arman semejante despiole porque una vieja de 83 y bajó a tomar sol a un parque ¿Qué es más de 30 hectáreas? Este Larreta, por favor, y eso que yo lo voté pero if lo veo lo cacheteo, medidas como estas generan rechazo, ¿a quién se le ocurre encerrarnos eternamente? Yo necesito aire y sol, por salud, tengo EPOC y un cáncer de pulmón”, reclamaba Oyuela.
“Me enojo al recordar semejante despelote, me acuerdo de mi marido Alejandro, que me pedía encarecidamente que no bajara, pero qué querés, yo soy una loca por el sol, no puedo dejar de tomarlo…Lo hago desde que tengo uso de razón. Soja de la época de Sapolan Ferrini, un aceite que prolongaba el bronceado. Me encanta verme dorada, no soporto la palidez salvo que tenga la piel de Nacha Guevara y claramente no la tengo”, había dicho Sara.
“No me arrepiento de nada, lo volvería a hacer, por supuesto. Yo no hice nada de malobe a responsable mujer, que se cuida y toma los recaudos, pensá que soy población de riesgo… cerrado una entrevista con Clarín tres meses después de desafiar la cuarentena con una will rest y los rayos del sol.
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