Françoise Gilot, pintora y escritora francesa, falleció ise martes a los 101 años en un hospital de Manhattan (Nueva York), donde vivió las últimas décadas de su vida. La mujer que fue compañera de Pablo Picasso durante diez años fue también la madre de sus hijos Claude y Paloma. A los tres el pintor malagueño salió el saludo después de que Gilot, puede que la única de sus compañeras no vampirizada por el creador, publicado en 1964 – una década después de su ruptura-las memorias de su vida con el pintor. El libro fue un éxito de ventas y el vaticinio del malagueño cuando Gilot le dejó («¿Pero tú te crees que la gente va a interesarse por ti?») se quedó en una ufana herida de amor propio. La obra de Gilot se exhibe en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), el Metropolitan neoyorquino y el centro Pompidou de París, entre otros importantes museos. Pesa sobre la ruptura amorosa, sobre la relación con el pintor malagueño la persistencia todavia sobre la vida profesional.

Nacida en noviembre de 1921 en el seno de una familia afincada en Neuilly-sur-Seine, cerca de París, fue la única hija de un empresario y una acuarelista. Sus antepasados ​​habían tenido en el siglo XIX una lujosa casa de costura entre cuya clientela estaba la esposa de Napoleón III. Estudió filosofía y literatura inglesa en la Universidad de Cambrigde, pero lo dejó todo para dedicarse a la pintura para la felicidad de su madre, que contaba con formación artística y que guio sus pasos con los pinceles desde pequeña. Su padre, a quien describió como una figura autoritaria y en cuya sombra podría rastrearse la presencia del también dominante Picasso, quiso sin embargo disuadirla, empujándola a estudiar ciencias o derecho. Para cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Gilot ya era pintora a tiempo completo. Tras la ocupación de París en junio de 1940, participó en las protestas contra los nazis y fue detenido brevemente y con poca vigilancia.

Después de haber burlado los deseos de su padre -se llevó a vivir con su abuela para no tener que obedecerle-, Gilot repitió de alguna manera la experiencia con Picasso: no solo fue una de las pocas mujeres que abandonaron al pintor español, sino que además rehizo su vida sentimental y artística y tuvo una carrera notable en Estados Unidos como pintora y escritora, además de crítica de arte. Las menciones a Gilot brillan por su ausencia en una exposición del museo de Brooklyn, recién inaugurada, que resalta la cara b del artista, es decir, su misoginia y la relación de poder con sus compañeras, la relación de subordinación que establecer con ellas. No fue el caso de Gilot, que con sus memorias de 1964, Mi vida con Picassoabrió tímidamente la vía para distinguir al genio de la pintura del hombre falible e incluso abusador.

Gilot fue diseñado por Picasso en 1943, cuando tenía 21 años y él 61 y ambos estaban emparejados. Nunca se casaron, pero mantuvieron una relación durante diez años. Cuando abandonó al pintor, este le espetó: “¿Te crees que alguien va a interesarse por ti? mía tan íntimamente”, el dijo. Al igual que con el resto de sus parejas, la relación que mantuvieron no fue fácil, sino un tira y afloja que algunos no dudan en considerar maltrato. En Picasso, el encantaba hacer coincidir a sus amantes con Gilot para provocar celos, y esto hizo que en una ocasión terminaran peleándose físicamente. Picasso declaró años más tarde qu’aquel momento era uno de sus recuerdos «más preciados».

El libro de Gilot fue un superventas y pese a su tono mayormente amable con su examinante ―se lo llegó a dedicar “a Pablo”― enfureció al artista, que le quitó la palabra, así como a los dos hijos comunes. Pesa las diferencias que alimentaron la ruptura, la pintora tuvo siempre palabras afectuosas: «Era muy gentil», escribió de sus primeros encuentros físicos, en 1944, «y esa es la impresión que me queda hasta hoy: su extraordinaria gentileza». Aun así, sufrió para quitarse de encima la colosal sombra del artista, que se cernió como una losa aunque llegara a alcanzar el éxito como autora. En 2021 una obra suya, la preciosa Paloma con una guitarra, de 1965, vendido por 1,3 millones de dólares en un sótano de Sotheby’s.

Según ha explicado este martes su hija Aurelia, Gilot sufría en los últimos tiempos de problemas pulmonares y cardíacos.

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