Los interlocutores sociales han logrado redactar un texto, pero ¿cuántos serán después de la revisión? El viernes 10 de febrero, las organizaciones de empleadores y de trabajadores hicieron público un proyecto de acuerdo interprofesional nacional (ANI) sobre la “compartir el valor dentro de la empresa”. Resultado de una negociación de tres meses secuenciada en once sesiones plenarias, el documento aún debe ser presentado a los órganos de gobierno de las partes involucradas. Si la patronal, que ostentaba la pluma, debe estampar su firma, quedan dudas del lado de los sindicatos, tres centrales de cada cinco rechazan las reservas, incluso una oposición.
La discusión entre los protagonistas giró en torno a un “documento guía” transmitido por el gobierno. El objetivo era contribuir al surgimiento de nuevas ideas a favor de la remuneración de los trabajadores, luego de la aprobación, en agosto de 2022, de la ley relativa a la protección del poder adquisitivo. Se han trazado varias pautas: “facilitar el desarrollo (…) mecanismos de valor compartido, incluida la propiedad de acciones de los empleados”, sino también participación y participación en los beneficios. La hoja de ruta también insistía en la necesidad de ser imaginativos para las empresas de menos de 50 personas, ya que relativamente pocas prevén mecanismos de redistribución a favor de sus empleados.
Los intercambios no fueron un largo río tranquilo. “Partimos de muy lejos”, dice Luc Mathieu, secretario nacional de la CFDT. Entendido: los empresarios estaban poco inclinados a querer torcer el brazo de los líderes empresariales, con respecto a su política de remuneración. Otra manzana de la discordia: los sindicatos habrían socavado la cuestión de los salarios, de la que el campo contrario no quería ni oír hablar. Los movimientos de los empresarios han buscado, además, alinear a la baja las tarifas del paquete social, una contribución del empleador basada en ciertos elementos de la remuneración. “Es ‘de ninguna manera’ para la CFDT”lanzó Laurent Berger, el número uno de la central cedista.
“Eficacia del diálogo social”
Las negociaciones fueron entregadas, el viernes por la noche, sobre un proyecto de la ANI de 36 artículos. En particular, pretende imponer negociaciones a las ramas profesionales para ” poner a disposición “ empresas con menos de 50 personas un sistema “participación opcional”. Otra innovación a tener en cuenta: las empresas de 11 a 49 personas están obligadas a establecer un mecanismo “valor legal compartido” (participación en beneficios, etc.) si generan, durante tres años consecutivos, un beneficio significativo, al menos igual al 1% de su facturación. Por último, en empresas de al menos 50 personas, se deben llevar a cabo discusiones para “mejor tener en cuenta resultados excepcionales” hecho en Francia. Esta medida, por supuesto, se hace eco del debate sobre los superbeneficios que ha florecido durante varios meses y que acaba de resurgir con los superávits récord de TotalEnergies (19.000 millones de euros en 2022).
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