Se trata de Claudio Campanari, redactor jefe de la agencia de noticias Télam. Volvía de Ezeiza en un lanzamiento que impactó la altura de Berazategui.
Se ha producido un trágico accidente en la madrugada de este domingo en la autopista Buenos Aires-La Plata donde murió un periodista de la agencia de noticias Télam Luego de que el vehículo en el que viajaba impactara contra un transportador a la altura del kilómetro 25.
Tratar con Claudio Campanari, redactor jefe de la sección Sociedad, que se convirtió en la única víctima mortal del susto ocurrido apenas pasadas las 00:30.
El redactor, de más de 30 años de trayectoria en el periodismo, volvía de vacaciones cuando ocurrió el accidente. Campanari llegó a Ezeiza procedente de El Calafate y recaló en el aeropuerto para regresar a su domicilio, en la localidad bonaerense de Berazategui.
Fue unos pocos kilómetros de llegar a domicilio que el Renault Kangoo en el que viajaba el hombre de 55 años chocó de atrás a Renault Sandero.
Inmediatamente arribaron a la policía como diversas ambulancias, quienes enfermeros brindaron asistencia inmediata a las personas involucradas que en total eran tres: dos hombres y una mujer.
Fuentes policiales informan que Campanari había muerto en el acto, mientras que los dos realizaban resultaron ilesos.
En consecuencia, se cobijó una causa caratulada como «homicidio culposo» en la cual intervino la UFIJ N°7.
La despedida de Telam agencia su editor
Desde la agencia Télam comunicaron el trágico accidente y despidieron a su compañero a quien definieron como «una ferviente hincha de Independiente, tenista aficionado, bonachón y, fundamentalmente, comprometido con el periodismo relacionados con temas educativos».
Además destacaron su formación en la escuela ETER y la Universidad Nacional de Quilmes y su larga carrera en los medios en la que recorrió redacciones como las de La Nación (donde cubrió rugby), Cablevisión Sur Noticias (de Avellaneda), Diario Popular, El Sol de Quilmes y el área de Prensa del Municipio de Berazategui.
Asimismo remarca «su sensibilidad, su hombría de bien y una sonrisa campechana que destacaba desde las alturas de su metro noventa que solían igualar al «Pequeño Juan», el inseparable compañero de Robin Hood».
Claudio vivía con su madre Lidia, 85 años. Tenía una hermana, Sandra (59), y dos sobrinos, Natalia (31) y Diego (30).
«No tenemos palabras para definir lo bueno que era. No tenía la más mínima maldad; jamás le ibas a ver una pizca de envidia. Era muy dedicado a su trabajo y disfrutaba mucho los viajes. as the viaje de San Martín. Dios lo quiso con él», expresaron sus familiares.
Finalmente, desde Télam concluyó: «Disfrutaba de las travesías y si las juntaba con su profesión, solía definirse como el hombre más feliz del mundo. El recuerdo de esa sonrisa quedará, por siempre, en la redacción y en las personas que lo recordarán como lo que era: un buen tipo».