Luna lógica que guíe la acción pública en los territorios para que ésta se mueva cada vez más y más rápido, para poder llegar a los territorios más atractivos en términos económicos, culturales y turísticos.
Sin embargo, las políticas favorables a la movilidad rápida (automóvil, TGV, avión) han exacerbado la competencia y las desigualdades entre territorios. A nivel local, las desigualdades entre los núcleos urbanos desvitalizados y su organización organizada en torno a la vía (urbanizaciones dormitorio, centros comerciales, almacenes y áreas de negocio). A nivel regional, las desigualdades entre metrópolis mimadas y territorios despoblados o patrimoniales. A nivel nacional, las desigualdades entre áreas atractivas de empleo (Ile-de-France, Alsacia, Valle del Ródano) o áreas de vacaciones (costas atlántica y mediterránea) y áreas desindustrializadas (Hauts-de-France, Grand-Est).
En materia ecológica, la reducción de la morosidad de tramos enteros del territorio nacional a favor de la concentración de habitantes y actividades en espacios muy reducidos ya no puede sustituir a una política de planificación.
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Seguimos queriendo descarbonizar el transporte (30% de las emisiones de CO2 ciudades francesas) apoyándose una y otra vez en el coche (el 80 % de los viajes en zonas rurales; entre el 60 % y el 70 % en zonas urbanas), ecologizado por su cambio a eléctrico. ¡Sin cuestionar el continuo aumento de kilómetros recorridos! Peor aún: la crisis energética ha llevado al gobierno a subsidiar los combustibles fósiles (ya casi 9 mil millones de euros). Sin un cambio en el marco de pensamiento, los esfuerzos, por reales que sean, de los políticos a favor de las alternativas estarán condenados al fracaso.
Si bien los últimos programas estatales apuntan a las pequeñas y medianas ciudades y áreas periurbanas, esta política puntillista nada dice sobre el futuro que el gobierno tiene reservado para estos territorios, ni cómo toma en cuenta los movimientos residenciales, cuando no lo hace. ignórelos por completo… Por ejemplo, el Grand Paris Express trae 2 millones de habitantes adicionales, ¡a pesar del deseo de casi uno de cada dos residentes de Ile-de-France de abandonar la región!
El resentimiento de los ciudadanos
La “calle al oeste”, ahora combinada con el heliotropismo, corre el riesgo de amplificar aún más las desigualdades socioterritoriales. El aumento del costo de vida e inmobiliario está alejando a las clases trabajadoras y medias de los territorios de los trabajos terciarios y de servicios, lo que contribuye a incrementar sus tiempos de viaje. El sentimiento de abandono de los habitantes que han optado por quedarse en zonas rurales difíciles o en pequeños pueblos encuentra su fuente en el acceso a los servicios esenciales y, más generalmente, en la ausencia de un discurso prometedor, lejos de la simple redistribución de subsidios. Este desprecio por los habitantes de territorios abandonados y por los nativos de territorios atractivos que ya no encuentran vivienda alimenta el resentimiento de los ciudadanos, de elección en elección y de los movimientos sociales en revuelta de los “chalecos amarillos”.
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