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La francesa Justine Triet y el brasileño Karim Anouz confeccionan dos películas tan rigurosas en su plantamiento como ecendida y justificadamente feministas

Alicia Vikander y Jude Law, ayer en Cannes.PATRICIA DE MELO MOREIRAAFP

Entre ‘brandon‘, desde Brasil Karim Anuz, vosotrasAnatomía de una caídade frances justine triet, medan aproximadamente cinco siglos y, si nos fijamos en la nacionalidad de los directores, un ocano entero. La primera acumula estrellas contemporáneas y globales como Alicia Vikander y Jude Law, y la segunda se tiene que conformar con la mucho menos popular, aunque sea una de las actrices europeas del momento (alemana para ms seas), Sandra Haller. Una es un pequeño drama que regresa en el momento preciso de la muerte de Enrique VIII. Otra es un’quién no‘ situación judicial en un idlico pueblo francos en los pies de los alpes. Y, sin embargo, y pesa a los universos que mediana entre ellas, las dos hablan de lo mismo y, además, lo hacen con la misma solvencia.

No se trata de describir una situación averiada (o no solo) sino de desmontar el mecanismo al completo. La avera no detiene el reloj sino que el reloj funciona mal y de manera harto discutible en una sola dirección. Y desde hace siglos. La vera lo es todo. No se trata tanto de sellar culpables del error (que un poco s) como de desmontar la maquinaria que fabrica errores en serie. Suena algo confuso por aquello de que las metforas y la noche nos confunden, pero en realidad, es muy evidente: basta mirar, por ejemplo, cmo estan repartidos los puestos de responsabilidad y poder en el mundo.

Pero no nos perdamos que la cosa ya est de por s bastante perdida. Por empezar en sentido cronológico, primero el siglo XVI. El director de una pelicula tan notable como ‘La vida invisible de Eurdice Gusmo‘ –cinta que renovaba el melodrama a la vez que invitaba a una nueva y brillante reflexin sobre la condicin de la mujer– se detiene ahora en la vida de Catalina Parr segn la novela firmada por elizabeth fremantle en 2012. La idea es recatar el silencio popular a la que fuera la sexta y última mujer del monarca tan fotográfico Enrique VIII. Cuntas series, pelculas, miniseries y minipelculas (su legin) las han ignorado por completo para gloria de mucho más clebre Ana Bolena!

Lo que se descubre es una reina consorte idealizada en la narración de Anouz, no exactamente feminista, pero s’empeada en ser duea de su destin contra la ira desnortada de un rey que todo lo puede, todo lo desea y todo lo detesta en exactamente la misma fracción de segundo. El director otorga supo narrar un toque de película de terror guiado por un Jude Law caracterizado como el más monstruoso y errático de los tiranos (por cierto, enorme en todos los sentidos el actor). Yes en esta tesitura donde la película crece, se déshace de los corss del drama de poca y se entrega al espectador como una simple pesadilla en crudo. Luego, poco a poco, se impone la agenda en su sentido más explícito e ideológico y, sin perder un gramo ni de interés ni de tensión, la cinta precipita por caminos más pisados, original menos y mucho más predecible. Tan impresionante es Law, nada que objetar, que no se nos olvide, el derroche de podero de Vikander.

El resultado es una película que sin ofrecer nada nuevo en sentido estricto, no desmerece ni decepciona en cada uno de sus pasos siempre encaminados a un precipicio de poder, humillaciones e intrigas. Difícil de resistir.

jugo al patriarcado

El caso de Triet siendo otro completamente diferente, como ya ha quedado claro, no deja de ser casi el mismo. La dirección de ‘El reflejo de Sibila’ propone ahora una pieza estudiadsima de cine procedural. Todo discurre sin pausa, sin respiración y con cada detalle de la narración perfectamente colocado en su sitio. Aparece el cadáver de un hombre al pie de su propia casa. ¿Es un suicidio o un asesinato? Lo que sigue es, en efecto, la anatoma de una cada (eso reza el ttulo en espaol) que no slo es la de un cuerpo desde lo ms alto de una casa. Tambin lo es del propio matrimonio que vive ah y, ya puestos, el de la propia condición, con perdón, masculina.

La directora se las arregla para con pulso de cirujana confeccionar la ms descarnada autopsia de una pareja no obstante en descomposicin. Da la impresin de que se tratara de diseccionar simplemente y de forma muy particular la herida que deja en un escritor, cadadmico y marido aparentemente entregado a la familia ver cmo su mujer dispone de algo que l’est lejos de poseer: talento para escribir y valenta para llevar a cabo sin aspavientos lo que desea. Pero pronto aparecen las recriminaciones del hombre que no se siente valorado, las iras del cancelado, los espasmos de la virilidad ofendida, la insistencia en pasar por vctima del que a todas luces apunta maneras de culpable, esa cosa tan masculina de la exhibicin de las tareas completadas del hogar como si aparecen los trabajos de Hrcules y otras mil pequeas miserias compartidas en las que, en efecto, cabemos todos (con o de machirulo).

Triet completa as una elaborada y hasta explosiva pieza de orfebrera guiada por el trabajo perfecto de Sandra Hller. Como en el caso anterior, la originalidad se pone al servicio de una narración tan clásica y estudiada como precisa y efectiva.

Y todo ello, que no lo habamos dicho todava, a vueltas con el patriarcado. SL.

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Por ubsab6

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