En 2050, “prácticamente todos los vehículos en nuestras carreteras serán cero emisiones”, dio la bienvenida al vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, el martes 14 de febrero. Un poco más temprano ese día, en Estrasburgo, los eurodiputados habían adoptado el proyecto de reglamento que prevé el fin de la venta de automóviles nuevos y vehículos comerciales ligeros con motores de combustión interna a partir de 2035 mientras, por su parte, la Comisión estaba ultimando su propuesta de legislación. programar el fin de los vehículos pesados que emiten gases de efecto invernadero.
Este texto, que aún debe negociarse entre el Parlamento Europeo y los Estados miembros, establece que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) los camiones, autobuses de larga distancia y otros vehículos pesados se reducirán en un 45 % (respecto a 2019) para los que salgan de las fábricas en 2030, en un 65 % para la generación 2035 y en un 90 % para la generación 2040.
Además, se invocan medidas preventivas para vehículos fabricados en pequeñas series con fines mineros, forestales y agrícolas, para los de las fuerzas armadas y bomberos, ambulancias y vehículos sanitarios, o incluso para camiones de recogida de residuos. Para los autobuses urbanos, en cambio, la Comisión es más ambiciosa: desea que en 2030 los que se pongan en circulación sean “limpios”.
“Nuevos estándares”
Si bien los europeos se han comprometido a lograr la neutralidad en carbono para 2050, continúan implementando, en su legislación, el “pacto verde” que debería permitirles precisamente cumplir con el acuerdo climático de París, firmado en diciembre de 2015. Transporte por carretera, todas las categorías combinados, generan el 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea (UE). Solo para los vehículos pesados, esta proporción es del 6% y estas cifras aumentan constantemente, mientras que el transporte por carretera crece. “En 2019, las emisiones del transporte de mercancías por carretera fueron un 44% superiores a las del sector aéreo y un 37% superiores a las emitidas por el transporte marítimo”detalla la Comisión.
Además, casi todos los camiones y autobuses funcionan con gasolina, en su mayoría diesel de Rusia. En un momento en que los europeos quieren poner fin a su dependencia de las energías rusas, esta propuesta legislativa es oportuna. “Con estos nuevos estándares, la demanda de energía fósil debería disminuir en 2 millones de barriles de petróleo entre 2031 y 2050”dice la Comisión.
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