Multitud de participantes en la tradicional fiesta del desierto del diablo.
Todo arranca en las entrañas del infierno, cuando el diablo se fastidió de uno de sus hijos que no paraba de irse juerga. Vivia para eso. Cansado del travieso e incorregible demonio, Lucifer lo arrojó a la tierra. Al caer, el diablillo quedó herido de una de sus piernas, lastimando sus pezuñas. Ya no pudo volver a caminar con normalidad, pero eso no le impidió seguir su vida de fiestas y celebraciones. Esta vez, rodeados de humanos.
Este sábado, en el Quebrada de Humahuaca una multitud desinteró al revoltoso Diablo Pulljai. La gente cave unos buenos centímetros en la madre tierra para encontrar al muñeco que fue enterrado en el mismo lugar hace exactamente un año. Después queda en manos de Pulljai, para volver a contar el jolgorio y darle rienda suelta al inicio del Carnaval.
El rito repite cada año y da inicio a los festejos. Pero esta vez hubo una particularidad. la baja temperatura que afectó a todo el país también se sintió de forma insólita en Jujuy. Y ante una multitud en la que abundaban los turistas extranjeros.
La jornada comenzó con apenas 3 grados, y entre el sol y algunas nubes, luego trepó hasta los 17. Y también tuvo participación de figuras de la política, con el gobernador jujeño gerardo morales y el jefe del Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta.
Un robusto alemán que pasea junto a su albina mujer mejora la chicha morada que la ofrecen. Al igual que otro hombre inglés que pasó hace un rato, aunque prefier la cerveza.
Unos pasos más atrás, un grupito de chicas bolivianas sí elige, sin dudarlo, la jarra de vino. Cada una toma un buen trago pero sin fondo blanco: parte de la bebida tienen que compartirla con la madre tierra. A beso de vino cada una de ellas y otro para la guardia del diablillo.
En Maimará, Purmamarca, Uquía o Tilcara coinciden que nunca vi tantos extranjeros como ahora. Like Oktoberfest, el Año Nuevo Chino o el sambódromo en Río, el Carnival jujeño se ganó un lugar en el podio de las fiestas paganass que nadie deberia dejar de conocer y disfrutar.
No cabe un filtro. La gente viene igual, sin reserva, y pulula en las calles de tierra rodeada de paredes de adobe. Todos se convertirán en diablos o diablas que no paran de bailar. Hay música en cada esquina, con grupos en vivo y mucho, mucho, alcohol.
Parte del rito consiste en que cada comparsa o agrupación, después de hacer la chaya y las ofrendas, sale del mojón (una abertura que se cubre con piedras) por las calles con sus banderas y sus bandas de bronce hasta otros lugares, donde continue la fiesta.
Como ocurre con las fiestas del Carnaval en todo el país, este año es la premier celebración plena, y sin restricciones, luego de 2021 y 2022, cuando la pandemia del coronavirus impuso cupos y protocolo de cuidados.
Esta regla incluye limitaciones a los viajes, por lo que otra diferencia en esta temporada es la presencia mayoritaria de extranjeros, que de a poco van volviendo a visitar los principales destinos del país.