Nuestro sitio web utiliza cookies para mejorar y personalizar su experiencia y para mostrar anuncios (si los hay). Nuestro sitio web también puede incluir cookies de terceros como Google Adsense, Google Analytics, Youtube. Al utilizar el sitio web, usted acepta el uso de cookies. Hemos actualizado nuestra Política de Privacidad. Haga clic en el botón para consultar nuestra Política de privacidad.

Bancos rebajan hipotecas fijas a un interés menor del 2,5%

https://media.ambito.com/p/e521b44f5c712b85e3664e34976e3d5f/adjuntos/239/imagenes/038/778/0038778624/1200x675/smart/creditos-hipotecariosjpg.jpg

El sector de bienes raíces en España ha registrado un significativo aumento en los costos de las propiedades a lo largo del año 2024, llegando a cifras no observadas desde antes de la recesión económica de 2008. Basándose en estadísticas recientes, el costo promedio de una vivienda en España subió un 7% en relación al año pasado, alcanzando un promedio de 1.800 euros por metro cuadrado.

Esta alza ha sido en gran medida provocada por la fuerte demanda en importantes urbes como Madrid y Barcelona, donde la limitada disponibilidad y el interés de inversores internacionales han ayudado a la subida de los precios. En el caso de Madrid, por ejemplo, el costo promedio por metro cuadrado ha sobrepasado los 3.500 euros, mientras que en Barcelona se acerca a los 3.200 euros.

Fuera de las dos grandes ciudades, otras áreas metropolitanas y regiones costeras igualmente han visto subidas considerables en los precios de las propiedades. Localidades como Valencia, Málaga y Sevilla han registrado aumentos que varían entre el 5% y el 6%, impulsados por el auge económico y su atractivo como destinos turísticos.

Además de las dos principales ciudades, otras áreas metropolitanas y zonas costeras también han experimentado incrementos significativos en los precios de la vivienda. Ciudades como Valencia, Málaga y Sevilla han visto aumentos que oscilan entre el 5% y el 6%, impulsados por el crecimiento económico y el atractivo turístico.

Este contexto ha generado preocupación entre los potenciales compradores, especialmente entre los jóvenes y las familias de ingresos medios, que encuentran cada vez más difícil acceder a una vivienda en propiedad. La creciente brecha entre los salarios y los precios de la vivienda ha llevado a muchos a optar por el alquiler, lo que a su vez ha provocado un aumento en las rentas mensuales en las principales ciudades.

Los organismos gubernamentales están observando de cerca este fenómeno. El Banco de España ha alertado sobre el riesgo de una potencial burbuja inmobiliaria si los precios siguen subiendo a esta velocidad, sin un aumento paralelo en los ingresos de las familias. Asimismo, se están considerando medidas para incrementar la disponibilidad de viviendas asequibles y facilitar el acceso a la vivienda para los sectores más vulnerables de la sociedad.

En el sector financiero, las instituciones bancarias han iniciado un proceso de endurecimiento en los requisitos para otorgar hipotecas, preocupadas por el aumento del endeudamiento familiar y el riesgo de impagos ante una posible desaceleración económica. Las tasas de interés, aunque todavía bajas, han comenzado a subir, lo que incrementa el costo del financiamiento para los compradores.

Asimismo, el mercado de alquiler ha enfrentado presiones. La elevada demanda y la oferta restringida han provocado importantes aumentos en las rentas, particularmente en las grandes urbes. Esto ha suscitado debates sobre la necesidad de establecer controles de alquiler o incentivos para incrementar la disponibilidad de viviendas para arrendar.

Por otro lado, el mercado de alquiler también ha experimentado tensiones. La alta demanda y la limitada oferta han llevado a incrementos significativos en las rentas, especialmente en las grandes ciudades. Esto ha generado debates sobre la necesidad de implementar controles de alquiler o incentivos para aumentar la oferta de viviendas en arrendamiento.

El impacto de la pandemia de COVID-19 en el mercado inmobiliario ha sido variado. Mientras que en 2020 y 2021 se observó una desaceleración en las transacciones y una ligera caída en los precios, a partir de 2022 el mercado mostró signos de recuperación, impulsado por la demanda acumulada y las políticas de estímulo económico. Sin embargo, la incertidumbre económica y las posibles nuevas variantes del virus siguen siendo factores de riesgo que podrían afectar la evolución futura del mercado.

By Betania Malavé