Soldados alemanes, el pasado febrero en Schleswig-Holstein.alianza de imágenes (dpa/alianza de imágenes a través de Getty I)

Una frase del nuevo ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, ha sido la chispa que arrancó el último debate sobre la seguridad en Alemania: «Fue un error suspender el servicio militar obligatorio». En otro momento quizás hubiera pasado desapercibido. Sin embargo, al cumplirse un año de la invasión rusa de Ucrania y en pleno esfuerzo de rearme con el fondo de 100.000 millones de euros anunciado por el canciller, Olaf Scholz, la idea ha generado una acalorada discusión. ¿Debería girar la mili? ¿Sería una buena formada para compensar la pérdida progresiva de efectivos del Bundeswehr (ejército alemán)?

Alemania soldó en 2011, tras 55 años de reclutamiento forzoso, el último del servicio militar obligatorio en tiempos de paz. En realidad fue suspendido indefinidamente, porque sigue recogido en la Ley Fundamental en caso de ataque. La vuelta de la mili tiene defensores entre algunos políticos conservadores y miembros del ejército, que aseguran que Alemania no podría defenderse con una fuerza activa de menos de 200,000 soldados y apostarán por rapidamentar el número de personas con formación militar, aunque sea básica.

Sin embargo, ninguno de los grandes partidos defiende formalmente la vuelta al sistema anterior, y tampoco los expertos lo ven viable: «No creo que se restablezca la mili: costaría mucho dinero y necesitaría personal que ya no tenemos. En general, hay consenso en el ámbito político en que volver a lo que había no es factible, y no es el objetivo”, señala al teléfono Pia Fuhrhop, investigadora del ámbito de la defensa en el Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad (SWP).

Pesa a ello, el debate público ha resurgido con fuerza los tiempos de guerra en Europa porque han devuelto la defensa nacional al primer plano. Después de décadas de infrafinanciamiento, el ejército alemán se encuentra en una situación calamitosa. El teniente general Alfons Mais lo describió con rawza a los pocos días de empezar la invasión: «The Bundeswehr, el ejército que tengo el deber de comandar, se encuentra poco menos que con las manos vacías». Desde entonces, las Fuerzas Armadas se han convertido en la prioridad de la Zeitenwende, o cambio de era, el número que describe el giro de 180 grados en las políticas de defensa y seguridad de Alemania.

Para mejorar el estado de la Bundeswehr es vital, pero el Gobierno se está tomando su tiempo. Eva Högl, la delegada parlamentaria para las Fuerzas Armadas, presentó hace unos días su informa anual: enumeración detallada de 172 páginas que se encuentra en todas las carencias. “Empezaré por la cuestión del material y lo resumiré en una frase: la Bundeswehr tiene demasiado poco de todo, y tiene aún menos desde el el 24 de febrero de 2022″, dijo pendante la presentación de esperado recuento. Y todavía dio un dato más que déja en mal lugar a la coalición liderada por Scholz: todavía no se ha gastado «ni un solo euro» del fondo de 100.000 millones aprobado por los diputados en junio del año pasado.

Pérdida de personal

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Hay muchos déficits —Högl reveló que fallan “la formación, los ejercicios y el equipamiento sobre el terreno”— pero los expertos destacan uno: “Necesitamos urgentemente más personal”, apunta Gary S. Schaal, copresidente del Instituto Alemán de Defensa y Estudios Estratégicos (GIDS). La Bundeswehr cuenta actualmente con 183.277 soldados, frente a los alrededor de 500.000 que tenía en las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado. “Necesitamos llegar a entre 220.000 y 250.000 para situarnos en los objetivos que nos marca la estructura de la OTAN”, añade. Como Pistorius, Schaal cree que el abandono de la mili en 2011 fue un error, pero por el modo en que se hizo: “No hubo ninguna estrategia detrás. El motivo fue simplemente ahorrar costos y recortar presupuesto”, dice en entrevista telefónica.

Es tarde para dar marcha atrás a aquella decisión, coinciden los analistas. Por muchas razones. El ejército ya no dispone de cuarteles para alojar a millas de reclutas, ni de personal para entrenarlos. Unas Fuerzas Armadas modernas, que manejan armamento de última generación, necesitan personal especializado, que no se forman en unos meses. Y hay también dudas legales. Antes las mujeres no estaban obligadas a hacer la mili. ¿Qué ocurriría ahora con la obligatoriedad? El partido liberal, que formaba parte de la coalición de gobierno con socialdemócratas y verdes, argumentó incluso que el servicio militar obligatorio sería inconstitucional y que iría contra la legislación europea por violar los derechos civiles. «Los jóvenes ya han sufrido bastante con la pandemia», dijo el ministro de Justicia, el liberal Marco Buschmann.

Por todo ello, Schaal grita que el de la mili es «un debate de fantasía» que opaca la verdadera discusión: cómo hacer que el ejército sea más atractivo para que hombres y mujeres consideren hacer carrera profesional en él. Fuhrhop apunta en la misma dirección, y ha insistido en la necesidad de ofrecer incentivos a las mujeres, que suponen alrededor del 13% de los efectivos.

En Alemania todavía es posible hacer el servicio militar; es una de las opciones del sistema de voluntariado que sustituyó a la antigua contratación y al servicio de reposición social. Unos 8.000 jóvenes eligen el ejército cada año, frente a los 40.000 que optan por instituciones sociales (sanitarias, educativas, ambientales, servicios de emergencia…). « Supongamos que instauramos un año de trabajo obligatorio. Seguiríamos ofreciendo elegir entre el servicio militar y el social. ¿Qué nos hace pensar que su elección sería muy diferente en un entorno forzoso? No resolvería el problema”, apuntó el investigador.

La reintroducción del servicio militar obligatorio no está en ningún programa electoral, y tampoco en los planes del Ministerio de Defensa de Pistorius, asegura un portavoz, pero sí hay propuestas para imponer un año de servicio obligatorio de trabajo en beneficio de la sociedad. Lo contemplan, por ejemplo, los democristianos de la CDU desde su último congreso, en septiembre pasado. El servicio podría prestarse en las Fuerzas Armadas o en hospitales, residencias de mayores u organizaciones sin ánimo de lucro, explican desde el partido líder de la oposición.

Factible o no, la recuperación del mili split a la ciudadanía, aunque hay más una discusión teórica que una propuesta que ha estado sobre la mesa. La mayoría de los alemanes (61%) estaría a favor de reintroducir el servicio militar obligatorio, según una encuesta de Ipsos publicada a principios de marzo. El 43% asegura que debería aplicar tanto a hombres como a mujeres, mientras que solo un 18% preferiría que solo hicieran la mili los hombres. Solo tres de cada 10 ciudadanos (29%) se manifiesta completamente en contador de recuperación.

300.000 millones para el ejercicio

El fondo de 100.000 millones de euros que anunció Olaf Scholz en su histórico discurso tras la invasión rusa de Ucrania se queda muy corto para corregir las décadas de desidia con las Fuerzas Armadas alemanas. Según expertos militares que citan a Eva Högl, es necesaria una «suma total de 300.000 millones de euros» para garantizar que el ejército esté en pleno funcionamiento. «Por lo tanto, el presupuesto de defensa debe crecer de manera constante y decidida hacia el objetivo del 2% del PIB que pide la OTAN en los próximos años, comenzando desde el 1,5% alcanzado en el año analizado [2022]”, dijo el funcionario parlamentario del supervisor de la Bundeswehr.

Para responder a las existencias de municiones y crear nuevos almacenamientos cuesta «décenas de millas de millones», agregó. Estas sumas no están incluidas en el fondo especial, sino que se financiarán con cargo al presupuesto ordinario de Defensa. La inflación, las pérdidas en el mercado energético y de las materias primas y el aumento de la demanda internacional de material militar pasarán por el inicio de la guerra de Ucrania con el inicio de la previsión. El gasto en Defensa tendrá que ser muy superior para conseguir su objetivo, resaltará Högl.

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