Las curvas se vuelven pronunciadas para la Comisión Europea de Ursula von der Leyen y para la propia conservadora alemana en el último curso de su mandato, que finaliza en octubre del próximo año. Aumentan las críticas y los desafíos para la primera mujer al frente del Ejecutivo comunitario, que parece haberse especializado en gestión de las crisis y emergencias. Tras el respaldo recibido en la pandemia y la guerra de Rusia contra Ucrania —dos hitos en los que asumió tareas antes impensables, con la compra conjunta de vacunas o la financiación de armas para Kiev—, su postura en la guerra de Israel contra Hamás puede complicar un periodo ya políticamente muy convulso. Esa crisis, unida a la dura batalla por la ampliación del presupuesto para el próximo periodo, amenazan con empañar en cierta forma su legado y tal vez lesionar su capital político si decide postularse para repetir mandato.
La cristianodemócrata alemana, que desempeñó varios cargos en el Gobierno de Angela Merkel, llegó casi de rebote a presidir la Comisión Europea, adelantándose a su compañero de familia política Manfred Weber (Partido Popular Europeo), a la liberal Margrethe Vestager y al socialdemócrata Frans Timmermans. Su nombre no dominó las primeras quinielas y estuvo en las listas para ser alta representante para la Política Exterior de la UE.
Quizá por eso ha tratado de diseñar una “Comisión geopolítica”, como prometió a su llegada al cargo. Esa aspiración y su apetito para sobrevolar todos los temas ha generado, sin embargo, tensiones dentro del Ejecutivo comunitario y con otras instituciones, según inciden varias fuentes comunitarias. Tensiones más vivas en las últimas semanas por su postura escorada hacia Israel y su polémico viaje a Tel Aviv tras el ataque de Hamás del 7 de octubre, desde donde Von der Leyen respaldó al Gobierno de Benjamín Netanyahu el día que lanzó el asedio a Gaza en respuesta a los ataques de la milicia islamista.
Esa visita, duramente criticada por no reclamar en público a Israel el cumplimiento del derecho internacional —que vulnera con su asedio total a la Franja— ha “dañado” las relaciones de la UE con países clave de Oriente Próximo y del sur global, según asegura una alta fuente de Bruselas. Diferentes países acusan a la Unión de tener un doble rasero.
Von der Leyen había hecho otras visitas internacionales sin el mandato específico de los Estados miembros —que son quienes tienen las competencias en política internacional—, como a Ucrania, donde, sin embargo, ha ampliado y elevado su perfil internacional, y navegado hábilmente entre las diferencias de los Veintisiete, apunta Rosa Balfour en un análisis para el centro Carnegie.
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La presidenta de la Comisión también ha afrontado otros cortocircuitos, como el derivado del pacto migratorio con Túnez, que lanzó sin el mandato claro de los socios y que, pese a que está naufragando, quiere ahora revalidar con otros países de origen y tránsito —como Egipto— para evitar las llegadas de migrantes a la UE. Sin embargo, en un asunto tan divisivo como Oriente Próximo el gesto de Von der Leyen en Tel Aviv ha molestado a muchos por esa invasión de competencias, y ha tensionado aún más la complicada relación con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
“La crisis en Israel y Gaza ―porque no debemos olvidar que fue el ataque de Hamás el que desencadenó este episodio― se suma a la guerra en Ucrania y, por tanto, requiere un esfuerzo adicional por parte de la Comisión Europea y de la UE”, remarca un portavoz de la Comisión Europea sobre si el contexto actual complica el último tramo del mandato de Von der Leyen. Ese periodo aparece casi rodeado de crisis: el remate del Brexit, la pandemia y la guerra de Rusia contra Ucrania, que ha hecho tambalearse la arquitectura de seguridad europea y ha impactado también en la UE a través de la crisis energética o la inflación.
“Este modo de emergencia constante juega a favor de la jefa del Ejecutivo comunitario, que sigue siendo la favorita para un segundo mandato”, considera Alberto Alemanno, profesor Jean Monnet de Derecho y Política de la Unión Europea en HEC Paris. “Aunque su postura unilateral e incondicional en apoyo de la venganza del Gobierno liderado por Netanyahu contra Hamás y los palestinos atrapados en Gaza no ha encontrado el apoyo de la mayoría de los Veintisiete, no ha erosionado como tal su apoyo en la UE”, sigue el experto. “Los líderes de la UE, incluidos los rebeldes Viktor Orbán [primer ministro húngaro] y el eslovaco Robert Fico, continúan apoyándola mientras les permite actuar en constante desafío a la UE sin encontrar ninguna ruptura”, añade Alemanno.
Áreas prioritarias
La Comisión ha presentado el 69% de las iniciativas anunciadas en sus seis áreas prioritarias —Pacto Verde, digital, economía, escena internacional, modelo de vida europeo y democracia—, según un informe del Parlamento Europeo. Y durante su mandato se han sacado adelante, entre esas crisis, el Fondo de Recuperación, las compras conjuntas de vacunas contra la covid-19, el plan de transición ecológica (Fitfor55), la ley de servicios digitales o la reforma del mercado eléctrico. Y también hitos históricos como la financiación compartida para enviar armas a Ucrania; aunque como en este caso varias fuentes critican que la jefa del Ejecutivo comunitario ha puesto la cara opacando el trabajo de fondo de sus comisarios.
Ahora, Von der Leyen quiere añadir a su lista también el inicio de las grandes reformas que precisa la UE antes de la próxima gran ampliación. Hace casi dos meses, en su último discurso sobre el estado de la Unión, la alemana dio muchas pistas, sobre todo en su tono, de que querría tutelarlas. En los últimos tiempos, sin embargo, la presidenta de la Comisión está perdiendo fuelle —ha rebajado un poco sus políticas verdes— y sumando críticas, por ejemplo, por lo que algunos perciben como una postura demasiado cercana a EE UU.
Y queda un duro camino aún para lograr antes de fin de año la ampliación del presupuesto europeo, con una posible derrama para los socios de casi 100.000 millones de euros. Una propuesta de Von der Leyen que no satisface a un buen número de Estados miembros que ahora la negocian. Sobre todo, a los más frugales, como Alemania, Países Bajos o Dinamarca. Las tensiones son cada vez mayores. El jueves de madrugada, durante un tensísimo debate con los líderes de los Veintisiete durante la cumbre del Consejo Europeo, el canciller alemán, Olaf Scholz, ridiculizó el informe de una página que le presentó Von der Leyen con los nuevos capítulos de gasto imprevisto —respaldo para Ucrania, inmigración, fondos para hacer la UE más competitiva, apoyo contra los desastres naturales— tildándolo directamente de ser una historieta gráfica, según varias personas presentes en la sala.
Así, la gran batalla presupuestaria (para el periodo 2024-2027) previa a las grandes reformas para absorber a los nuevos miembros se está enconando. Varios socios, entre ellos Dinamarca, han acusado a Von der Leyen de mantener fondos debajo de la alfombra mientras reclama nuevos desembolsos para el presupuesto común.
La Comisión señala que la revisión presupuestaria solo acaba de empezar y que existe una “conciencia compartida” de las necesidades financieras que surgen; en particular de las numerosas crisis simultáneas. “Ahora es importante que lleguemos rápidamente a un acuerdo”, dice un portavoz del Ejecutivo comunitario, que prevé “intensos debates” en las próximas semanas con la ayuda de la presidencia española del Consejo de la UE, que este semestre se ocupa de negociar con los Estados miembros y que ahora ha acelerado para tratar de cerrar el nuevo presupuesto (con la derrama) antes de final de año.
“Ninguna parte del mandato ha sido fácil, dadas las sucesivas crisis: covid, Brexit, invasión rusa de Ucrania—”, dice el portavoz del Ejecutivo Comunitario. “La presidenta y la Comisión han aprendido en gran medida a gestionar esta situación y han demostrado que es posible encontrar respuestas eficaces a nivel europeo”, asegura. Mientras las crisis se suceden, Bruselas ha entrado en modo electoral, con las elecciones europeas y la pelea para los puestos clave. Von der Leyen, que también ha sonado como secretaria general de la OTAN (es una de las favoritas para EE UU), no ha aclarado si se postulará. “Von der Leyen es percibida como lo suficientemente fuerte como para ser creíble internacionalmente y lo suficientemente débil internamente como para recibir un apoyo prácticamente unánime”, afirma Alberto Alemanno.
La conservadora alemana tiene muchos rivales y no parece tenerlo fácil tampoco dentro de su propio partido, donde Weber se ha enfrentado a ella por medidas como sus iniciativas ecológicas, aunque en las últimas semanas ha apoyado su postura sobre Israel (y su viaje), como también lo hacen, sin fisuras, socios como Austria o República Checa. Von der Leyen, además, puede contar con rivales fuertes dentro de su familia política como la presidenta del Parlamento Europeo, la maltesa Roberta Metsola.
Para repetir (si finalmente da un paso adelante), Von der Leyen necesita el apoyo de los Veintisiete. Y mantener el sostén de su familia política. Así que todavía queda partido, señalan varias fuentes. Y la carrera hasta el 31 de octubre de 2024 se puede hacer muy larga.
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