Un nuevo caso de denuncia de abuso sexual de menores en la Iglesia Católica involucra a una sacerdote que pereció en la parroquia de San Antonio de Padua, del municipio de Las Heras, en el Gran Mendoza. Y, como en tantos otros casos documentados y condena, el cura fue trasladado a otra diócesis, en este caso a otro país de Latinoamérica y después radicado en España.
La denunciante es una mujer ahora tiene 49 años y que ha podido identificar al sacerdote abusador, 40 años después. Lo encontrado en la parroquia de Vicálvaro, Madrid. El cura tiene 68 años, sus iniciales son DAMM, y niega todo lo que en la cara ha ido a decirle a su presunta víctima.
De niña, la mujer concurría a la Iglesia ubicada en el piedemonte de Las Heras, el municipio más populoso de la zona Metropolitana de Mendoza. Denunció que el cura que la preparó para la primera comunión abusó de ella cuando tenía entre 9 y 10 añosentre 1982 y 1983.
Pasaron 40 años y la mujer no olvida esos vejámenes. Installed in Spain, dijo que recién se animó a contarle a su mamá cuatro años después de que ocurrieron los abusos cuando el sacerdote había desaparecido de la parroquia.
“Yo iba a la catequesis de primera comunión los sábados por la tarde. Iba sola, y era la única, porque a los demás los acompañaban sus padres. Al final el cura me llevó a una casita, a la iglesia, me sentí en su falda y tocaba mis partes íntimas. Me tocaba y me decía que lo tocara. Un día llegué a casa y mi ropa interior estaba manchada de rojo después de los tocamientos, y la tira a la basura para que mi madre no se enterara. Yo quería escapar de allí, pero no sabía cómo, no sabía qué hacer. Después de la comunión nunca más lo volví a ver”, detalló la mujer a los periodistas de la candado SER allá El Paisque hizó público el caso.
Gracias a esta investigación periodística en España, la víctima tuvo la posibilidad de enfrentarse al abusador. “Ella solo quiere que le pida perdón”, destaca el artículo.
Pudo enfrentarlo cara a cara. Lo halló en una parroquia de Vicálvaro, Madrid. La mujer se quitó las gafas de sol delante del cura, sentada en su escritorio: “¿No se acuerda de mí?”. Y el dado su número. El sacerdote, negó con la cabeza, se quedó callado.
La denuncia al sacerdote fue realizada ante el arzobispado de Madrid y en el Defensor del Pueblo. La diócesis lo apartó al día siguiente, en abril pasado, acogió allí una investigación, que también está en manos del dicasterio vaticano para la Doctrina de la Fe.
destino incierto
Como en tantos otros casos de abusos sexuales en la Iglesia, este cura también desaparece de un día para el otro y es repatriado a España e Italia. es el mismo procedimiento que ocurrió, por ejemplo, con los curas que fueron condenados a 40 años de prisión por el caso Provolo. Nicola Corradi (fallecido en 2021) y Horacio Corbacho, antes de instalarse en Luján de Cuyo y en la sede del Provolo de La Plata, habían sido denunciados por abusos en Italia y en otras diócesis.
La mendocina que ahora vive en Madrid, contó que recién cuatro años después de que ocurrieron los abusos, cuando tenía entre 13 y 14 años, se atrevió a contarle todo su madre. Y, aunque su mamá fue a la parroquia a denunciar al cura, los dijeron que el sacerdote habia muerto.
Natalia, como ha sido identificada la mujer en la investigación de El Pais, no supo hasta 2018 que en realidad el cura siguió vivo. Lo cierto es que el religioso se fue de Argentina justo después de la fecha en que la mujer situa los abusos, en 1983, y más tarde se perdió su rastro.
Fuentes de la Diócesis de Mendoza relató que el cura se fue a estudiar al exterior en 1984, volvió a Mendoza a finales de los ochenta o principios de la noventa, pero no estuvo más de un año y volvió a desaparecer, cree que en España y luego en Italia.
“Le perdemos el rastro a nivel documental. No dejó clara su situación”, prosiguen las fuentes cercanas a la Iglesia. No saben precisa cuándo ingresó a la fraternidad sacerdotal, en la que se unieron algunos sacerdotes de Mendoza. “Un cura en Europa vive 10 veces mejor, acá cobran un tercio del salario mínimo. Acá los curas son pobres de verdad”, señala.
La situación al final fue aclarada años después, explicada en la diócesis, cuando llegó un nuevo obispo a Mendoza que revisó la documentación de la diócesis, percató de la extraña posición de este sacerdote y liquidó regularlo, bien con une excardinación —traslado de diócesis — a su nuevo destino o bien retirándole directamente del ministerio.
“In 2003-2004 ya no estaba, eso está documentado, pero no sabemos si se fue antes”. Finalmente, según los datos de la diócesis argentina, el 1 de julio de 2009 se excardinó de Mendoza y se incardinó en la de Tegucigalpa. Donde, sin embargo, dicen que no está inscrito como tal”, de acuerdo a investigación.
Mendoza. Correspondencia
mg