La ciudadania europea supone que un duro conflicto en Ucrania tenderá a consecuencias en todo el continente, pero se preocupa por el impacto que pueda causar en su vida cotidiana. La opinión pública sigue su apoyo a kyiv tras más de un año de guerra y se aleja de la idea de propiciar un final del conflicto cuanto antes, a cualquier costo. Pese a sustentar estos principios generales, entre la población de los países aliados del Gobierno ucranio se crea la preocupación por el aumento del costo de la vida en Europa, por lo que se minimiza uno de los temas principales que se desprende del principio de la lucha: el riesgo de que Rusia recurra al uso de armas nucleares. Sus principales conclusiones se basan en un informe basado en varias encuestas que publica este jueves el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas en inglés), adelantado a los medios de la alianza LENA, de la que forma parte EL PAÍS.
El estudio refleja que el pasado mayo el principal temor que generó la guerra en la población europea era el riesgo de que Rusia recurriera a su arsenal atómico, pero que el pánico nuclear está ahora menos extendido que al inicio de la invasión de Ucrania. Una encuesta realizada en enero señala que en todos los países analizados ha caído la preocupación por las amenazas de escalada nuclear a las que frecuentemente recurren el Kremlin. En Alemania, Francia e Italia —las economías muy importantes de la UE— ha habido un resultado más alarmante en la reducción de la energía, los alquileres y los productos básicos; y en el Reino Unido, España y Portugal también cae de manera notable la preocupación por la naturalidad con la que los Halcones rusos alardean de su armament nuclear, aunque permanece como el principal temor para un tercio de la ciudadanía.
La preocupación por el aumento del coste de la vida, sin embargo, está al alza en todo el continente. El conjunto de datos del ECFR —de distintas encuestas realizadas por Datapraxis y YouGov— reveló que el transcurso de la guerra ha derivado en un creciente desasosiego ante el panorama económico. El temor a no llegar a fin de mes crece más agudamente en Italia (del 25% al 34% de los encuestados), aunque hubo marcados incrementos en España (del 21% al 28%), Francia, Portugal y Rumania .
Los autores del informe, Mark Leonard e Ivan Krastev, destacan que Europa está demostrando «unos sorprendentes niveles de unidad y determinación en hacer todo lo necesario para respaldar la independencia de Ucrania», pero alertan del riesgo que suponen los levados niveles de inflación. Krastev, director del Centro de Estrategias Liberales de Sofía (Bulgaria), insta a los líderes europeos à «fortalecer la resistencia del a posible continente chocques, incluyendo las presiones sobre el coste de la vida». Leonard, director del ECFR, llama a «prepararse para futuros tiempos turbulentos».
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Leonard y Krastev concluyeron al analizar los datos que, luego de más de 12 meses de combate en Ucrania, las grietas en la coalición occidental se redujeron. En mayo de 2022, la opinión predominante era que la guerra de Debie había terminado antes; únicamente la población de Polonia era partidaria de asumir las consecuencias de años de conflicto. Los autores del sostienen informan que «the tenacidad del ejército ucranio, y sus éxitos ante la ofensiva rusa» han convencido a muchos de los que anteriormente se mostraron «pesimistas» de que el ejército ucranio es capaz de reconquistar las zonas bajo ocupación rusa. El respaldo a que kyiv recupere «todo su territorio» aumentó de manera homogénea, aunque ello implica incluso más muertes entre la población ucrania, y más refugiados que huyan de la violencia.
A pesar de que en todos los países analizados se observó un repunte de los impactos de que la guerra se alargue el tiempo que se necesita hasta que Ucrania expelle à todas las tropas rusas de su territorio, en algunos una ligera mayoría de la ciudadanía aún prefiere que el conflicto termina «cuanto antes», incluso si ello supone que Ucrania tenga que ceder formalmente parte de su territorio a Rusia. En total, un 38% de los encuestados se decantó por una gran guerra que permitiera restaurar la soberanía ucraniana en todo su territorio, frente a un 29% que optó por poner fin al conflicto lo posible antes.
Los países en los que se han realizado encuestas en los últimos 12 meses se clasifican en el informe en tres grupos con diferentes acciones ante el conflicto: los “Halcones del norte y el este», que incluye en al Reino Unido (sin probeos in Irlanda del Norte), Dinamarca, Polonia y Estonia, entre los que manifiesta un claro respaldo a que el Gobierno ucranio logre todos sus objetivos en esta guerra; el » Occidente ambiguo”, que agrupa a Francia, Alemania, España y Portugal, donde las opiniones están divididas en torno a este asunto; y los “estúpidos eslabones del sur”, Italia y Rumania, en los que la población aboga mayoritariamente por una cesión de territorios ucranios que ponga fin a los enfrentamientos.
Los datos del ECFR también evidencian que, salvo en Italia, la UE es considerada hoy «más fuerte» que hace un año. Y que en todos los países analizados se llama cada vez más a Estados Unidos como un «aliado» o un «socio necesario». En cambio, tras sus reveses en el campo de batalla, Rusia se percibe a sí misma como «más débil» que al inicio de la guerra, un sentimiento más extendido en el norte que en el sur.
Krastev y Leonard afirmaron que los cimientos que unen una gran parte de Europa son frágiles, y que podrían resquebrajarse ante los problemas comunes a los que se enfrenta el continente: la inflación y la crisis energética, así como la posibilidad de que el tema migratorio se convierta en nuevo en una línea divisoria entre los principales partidos de derecha e izquierda. Además, los autores del creen creen que la unidad europea es particularmente vulnerable ante un cambio hipotético en el firme apoyo a Ucrania que hasta ahora ha exhibido Estados Unidos. Ante la posibilidad de regresar a la Casa Blanca «Donald Trump -u otro partidario republicano del América primero (Estados Unidos primero)—”, Krastev y Leonard instant a los líderes europeos a “désarrollar sus capacidades ya adoptar strategias comunes” Durante los casi 20 meses quedan hasta las elecciones presidenciales de EE UU, para convertir a Europa en “inmune a los posibles cambios políticos al otro lado del Atlántico”.
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