Reseñas |  Los nuevos inmigrantes cambiarán el español americano.  Es una buena cosa.

La asimilación a la corriente principal trae consigo un tipo de español americano menos definido y más anémico. Los localismos tienden a desaparecer en favor de un lenguaje más neutral. Esto sucede, en parte, por el consumo de medios: la radio y especialmente la televisión, con su impulso de crear una identidad latina que surge de la mezcla de los elementos. Con la esperanza de expandir su audiencia, Univision y Telemundo regularmente se pierden una mezcolanza, lo que los mexicanos llamamos un revoltijo. Tratando de no alienar a las audiencias, estas cadenas producen programas en español que son una suma de muchas partes. El resultado es manso, débil, sin interés.

Pero las apariencias engañan — no se deje engañar por las apariencias. A medida que el español estadounidense tradicional se convierte en la norma, sus variedades vulnerables están perdiendo terreno. En las Montañas Sangre de Cristo de Nuevo México, hay un dialecto que se habla desde hace más de 400 años, lo que permite a estudiosos como yo apreciar un léxico más cercano al español medieval que cualquier otro usado en el mundo. Pero su último aliento se acerca. El ladino, el idioma de los judíos sefardíes, traído a Los Ángeles, Seattle y otros lugares por inmigrantes del Imperio Otomano en la década de 1880, también está bajo amenaza. La nostalgia por sí sola no da vida a una lengua.

El español americano es rico en biodiversidad, y por ello debe ser valorado como un recurso nacional, no despreciado como un obstáculo. El español que usamos incluye no solo los ritmos sincopados de ciudades como Nueva York, Miami, Chicago, Houston y Los Ángeles, sino también innumerables áreas rurales; también se exporta a todo el mundo a través de servicios de turismo, música latina, deportes y streaming. El lenguaje es libre y cruza fronteras sin trabas. La polifonía del español americano es magnífica. Debemos protegerlo. También debemos valorarlo como un activo.

A pesar de esta riqueza, Estados Unidos sufre lo que parece ser un defecto incurable: una alergia a los idiomas extranjeros. Uno de cada cinco hogares en el país comunicarse en un segundo idioma, y después del español, los más hablados son, por orden, el chino, el tagalo, el vietnamita y el árabe. Pero el español es hablado por más personas que estas cuatro personas juntas. Se estima que en 2060 habrá 111 millones de hispanohablantes En los Estados Unidos. Eso es más del doble de la población de Colombia.