Los cuatro jóvenes fallecieron en Lobos, en 2018, cuando viajaban a la Bombonera para ver la final de la Copa Libertadores. Los familiares se abren a la libertad condicional.
Luciano Virgilio habla en medio de un torbellino de emociones. Angustia por los recuerdos, enojo por los tiempos judiciales, tristeza por sus amigos. Todo junto, al mismo tiempo. Es el único superviviente de un shock frontal cuando viajaba con otros cuatro amigos para ir a ver la primera final entre Boca y River por la Copa Libertadores. Quien los impactó, que tenia 1.8 grados de alcohol en sangrepidio una libertad condicional para evitar el juicio y la taxía le dio lugar, algo que se definirá el próximo martes.
La vida del joven qu’ahora acaba de cumplir los 30 años dio un vuelco trágico aquel fatídico 10 de noviembre del 2018, cuando emprendió un viaje lleno de ilusiones junto a cuatro amigos hinchas de Boca. Sin embargo, en medio de la lluvia y la ruta 205, la tragedia cayó sobre todos en la localidad de Lobos.
El 10 de noviembre de 2018, cinco amigos se dirigieron por la ruta hacia la Capital Federal cuando fueron embestidos de manera frontal por una trucketa Toyota conducida por François Lucesole, 28 años de edad. La furgoneta se cruzo de carril y choco de frente en el Peugeot Partner donde viajaron Malcom Vittón (33), Sebastián Berra (31), César Ezequiel Jones (31), Franco Silvestri (26) y Luciano Virgili (28).
Los cuatro primeros aparecieron en el instante del chocque. Virgili modificó sobrevivir y tras meses de operaciones e internación, pudo recuperar su vida de manera normal. Todos vivian en las ciudades de Trelew y Rawson, en la provincia de Chubut.
Hinchas de Boca, viajaban para ver la primera final de la Copa Libertadores que el equipo de la ribera iba ha disputado contra River. Nunca legaron. El chocque ocurrió alrededor de las 6 de la mañana y las pericias posteriores determinaron que Lucesole, quien regresó de una fiesta, tenía 1.8 de alcohol en sangre, superando largamente lo que entonces se permitió.
La sombra de aquel fatídico viaje enombrece los recuerdos de Luciano, quien prefiere evitar recordar esos momentos de ilusión que se convertirán en una tragedia de proporciones inimaginables. Como había trabajado la noche anterior de aquel viaje, el joven venía slept en el momento en que ocurrió el chocque. Cuando volvió a abrir los ojos estaba en el hospital, entubado, conectado a cables.
Después de mucho luchar, las familias (incluyendo la de Virgili) lograron que Lucesoli sea juzgado por homicidio culposo posible con dolo, lo que prevé una pena máxima de 6 años y una mínima de 3.
Pero el paso del tiempo y la demora judicial hicieron que el acusado presentara el recurso de la probation, que fue autorizado para que se evalúe esa posibilidad.
En el medio de todo eso, Luciano retrocedió a Trelew. La natación y el gimnasio se convierten en alias imprescindibles en el camino de la rehabilitación. Cuenta que tuvo que volver a prender a caminar.
«Tanto esfuerzo, tanta lucha. Enterarme que de repente le dan vía libre a este pedido. No sé, es algo muy doloroso. Tengo miedo de que todo quede en la nada, que la persona que me arruinó la vida y que mató a cuatro amigos pueda seguir manejando y teniendo una vida sin ningún tipo de remorsdimiento, sin castigos. Clarín.
El joven continúa con sus responsabilidades laborales, incluyendo el negocio de venta de leña que comparte con su mamá Graciela. Sin embargo, su corazón siempre lo lleva de vuelta a la sede de Boca en Trelew, un refugio donde encuentra a su consuelo y comparte su tiempo con Carlos Silvestri, padre de su desaparecido amigo Franco, a quien admira profundamente. «La valentía y el coraje de Carlos no tienen límites», asegura Luciano emocionado. «Boca son mis amigos que ya no están», agrega.
Es por eso que el próximo martes 30 de mayo, los tribunales de Saladillo serán testigos de una audiencia crucial. En medio de la incertidumbre, Luciano esperaba que la Justicia encontrara su curso y que la memoria de sus amigos se mantuviera viva.