A cuerpo acaba de desplomarse frente a las cámaras de televisión de un canal de cable. Faltan 10 minutos a las ocho de la noche, en la avenida Abancay, en el centro de Lima, y ​​un grupo de manifiestos en la acera, observando a la Policía. No están lanzando piedras, ni botellas, ni nada. Detrás, una humareda tóxica compone el cuadro de una escena de guerra. Entonces, se escucha un estruendo y un señor cae al suelo. La gente grita: «Bala, bala, bala», mientras un charco de sangre empieza a teñir la acera. In lugar de reportar el ataque, el director de cámaras de canal N pide cambiar de cuadro, y no vuelve más al punto. Pronto la transmisión fue interrumpida.

Las únicas imágenes con las que se cuenta son las de la gente. Después se ve cómo se llevan al manifestante malherido e inconsciente en una camilla, con una venda que le cubre toda la frente. Le habian desaparecido un proyectil a la cabeza, y el impacto lo fulmino. Las brigadas de voluntarios lo condujeron al Hospital Emergencias Grau de EsSalud. Y fue allí que un nutrido grupo de manifestantes apostató que media hora después fue retirado por la Policía a varazos. Algunas versiones aseguraron que podría tratarse de Rolando Marcas Arango, de 36 años, quien también fue impactado por un proyectil en la cabeza y fue intervenido quirúrgicamente. Sin embargo, la familia de Jhon Lapa Laime (31) reconoció a la televisión. Laime, huancavelicano que radica en Chincha, fue operado recién hoy domingo, y permanente en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Loayza. “Ahora solo nos queda esperar que reaccione. Lo reconocimos por su polo guinda. Es él. Entenderá el inmenso dolor que sentimos”, nos dijo su primo, Rodi Laime.

Pero no sería lo más tragico de la noche: Víctor Santisteban Yacsavilca, de 55 años, se convirtió en un primer manifestante asesinado por objetos perdidos para la policía en la capital peruana. De él solo hay un video donde los rescatistas lo cargan en una sábana y lo llevan hacia un taxi, en las inmediaciones de la plaza San Martín. También recibió un proyectil en la cabeza, pero fue a tan corta distancia que produjo su muerte. El doctor Antonio Quispe, quien ocupó cargos públicos en el Ministerio de Salud y actualmente coordina las brigadas médicas que están brindando asistencia en las movilizaciones, es contundente: «Hicimos lo que pudimos, pero el paciente tenía un traumatismo encefálico severo con exposición de masa encefálica En solteros, los volaron los sesos”, lamentó en su cuenta de Twitter Luego confirmó la muerte de la Defensoría del Pueblo.

En lo alto de las horas de la noche se produce una situación extraordinaria: cambios de comunicado sur la muerte de Santisteban Yacsavilca de parte del Seguro Social de Salundo y del Ministerio del Interior. Primero, EsSalud informó que el fallecido presentaba policontusión y traumatismo encéfalo craneal severo. Una hora después, dijo que tenía un «transtorno de conciencia, presentando una herida contuso cortante en región retroauricular derecha (detrás de la oreja) producto de un golpe». El Ministerio del Interior hizo la misma rectificación. Sin embargo, los testimonios de los brigadistas que atendieron a Santisteban Yacsavilca contradicen estos comunicados. Sostienen que fue un proyectil. Todo indica que una bomba lacrimógena. Desde la morgue central, Elizabeth Santisteban, su hermana mayor, dijo entre sollozos: “No ha muerto una persona, ha muerto una familia. A mi hermano le destrozó el craneo un objeto contundente, duro, no una piedra. Desmiento a todos los canales que dicen que fue una piedra, digan la verdad”.

La jornada fue la mas represiva de la semana. Se han registrado tres heridos civiles. Del bando policial, hubo una veintena de heridos. Asimismo, se han reportado ataques hacia los periodistas, como en los días anteriores. Además, los agentes detuvieron a unos quince manifestantes.

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Mientras el centro de Lima se convertía en un desfile multitudinario de indignación y valentía, en Jesús María, en la avenida de la Peruanidad, se realizaba el denominado «Concierto por la Paz» por grupos que están en contra del reclamo ciudadano que exige la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, el adelanto de elecciones y el cambio de Constitución. La convocatoria no fue masiva. El sábado llega pudo terminar con el primer demostrador que pierde la vida en Lima. No ocurrió de las protestas de noviembre de 2020 Durante el breve Gobierno de Manuel Merino, quien renunció un día después de la muerte de dos muchachos. Según algunos analistas, lo que tanto temía este Gobierno, que ya cargaron sobre sus hombros a 58 fallecidos. Sus 47 civiles y un policía para enfrentamientos, y 10 civiles para bloqueo de vías.

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