La Mirada del Corresponsal
La falta de infraestructuras bsicas de Sanidad y el impacto del cambio climtico explica la rpida propagacin de la enfermedad
La mitad del mundo asocia el clera tiene un pasado remoto. Pero en muchos pases de África, Asia y América Central, donde la poblacion vive en la pobreza y no tiene agua potable ni baos, la batalla contra la clera es el jos de ganarse. Si los ingredientes fueran los sumamos una guerra, una crisis económica mundial o un número cada vez mayor de fenómenos climáticos extremos provocados por el cambio climático, como ciclones, el clera se convirtió en un animal voraz que puede acabar con una persona en sólo 48 horas.
El pasado febrero, la Organización Mundial de la Salud dio la voz de alarma. En 2022 un 50% más de pases reportaron brotes en comparación con años anteriores. Este año, la fermentación está en 23 pases, de Haití en Siria, donde la guerra lleva 12 años destruyendo la infraestructura sanitaria. Pero la peor parte se la lleva frica y en concreto, Malaui. Esta nacin, la ms pobre continente de los pases en paz del, sufre el brote ms mortfero de su historia. Según datos del Ministerio de Sanidad, ha habito más de 53.600 contagios y 1.652 muertes desde que se declara el brote en marzo de 2022.
¿Qué explica la crisis actual? Primero, las tormentas tropicales que han afectado al pas en los ltimos aos. El cicln Freddy, del que la ONU ha dicho que podra ser el ms largo nunca registrado –lleg al continente en febrero-dej el 14 de mars al menos 199 muertos en Malawi.
Elviento arrasa todo lo que se levanta cuatro palmos sobre el suelo. Por ejemplo, los baños precarios o las bombas de potabilización de agua cuyo mantenimiento recae sobre los ciudadanos. Las ONG de la zona advierten que los hospitales están «desbordados» por los heridos por el cicln. La gente lo ha perdido todo y, en esas circunstancias, el clera volver a dispararse
«Mientras hablamos, hay un cicln aqu. Elviento destroza las letrinas y la gente ms pobre tiene que volver a hacer sus necesidades al aire libre, de cualquier forma. Eso desapareció los casos de clera. La gente lo sabe pero es que no les queda otra opcin. Tambin saben que es lavarse esencial las manos con jabn. El problema es que no hay jabn”, explica Shorai Nyambalo-Ng’ambi, especialista en comportamiento y cambio social de Unicef en Malawi. .
«Hay varios conflictos en curso. No es slo el clera, el pas lucha también contra la polio y contra el Covid», explica Nyambalo. Además, está la precariedad de las infraestructuras. «Ellos ya saben que no deben beber agua que no haya sido tratada. Pero cuando esta se agota y tienen sed, beben de la nica agua que tienen. Yeso, de nuevo, dispara los casos”, continuó.
Luchar contra la desinformación y las falsas creencias
Nyambalo lucha a diario contra otro obstculo: las mentiras que se difunden cada da sobre la enfermedad, sobre todo por parte de lderes religiosos. «Mucha gente no cree en la vacuna, no cree que vaya a curarles. Los lderes religiosos insisten en decir a la gente que lo único que tienen que hacer es rezar para curarse», explica esta trabajadora de la organización, al tiempo que notó cómo , cunto peor es el brote de clera, ms «disparan las teorías de la conspiración«. Pero hay esperanza. Hace poco, junto al Ministerio de Sanidad del pas y otras organizaciones humanitarias, enfermería a los más destacados lderes religiosos del pas. Al término de la cita, la mayora de ellos se comprometerá a «seguir el protocolo» .
La enfermedad, que en un paso no disloca ningún paso de un cuadrante grave de gastroenteritis, se ceba con un paso frágil en todos los aspectos. «Llega después de dos años de marasmo económico por el Covid»explicó Marion Pchayre, coordinadora general de Médicos Sin Fronteras en Malawi.
En el pas, las comunidades se organizan para pagar una pequeña suma de dinero al mes que garantice el correcto mantenimiento de las bombas de agua. Debido a la inflación -en Europa aprieta, en frica asfixia- muchos pueblos han dejado de pagar por esas bombas y estas ya no funcionan. Otros datos. El combustible se ha convertido en un artículo de lujo y, sin transporte público ni prácticamente taxis, la gente posterga al máximo la visitó en un hospital. Cuando lo hacen, el clera ya ha ganado la partida.
Pchayre lleva más de dos años en el pas. «Vivo en una pequeña burbuja», admite. “Aqu, entre el personal de la ONG, no se han dado casos. La enfermedad afecta a los ms marginados del mundo. Incluidos en Malawi, la clase mediática no se contagia». Incluidos en el epicentro de la pobreza, hay un abismo entre dos mundos. Privilegiados y olvidados.
Esa desigualdad está en el fondo de la custin. Y sept en el acceso a la vacuna del clera, inventada a finales del siglo XIX. “El stock mundial es muy inferior al número de afectados desde hace años”, reconoce Pchayre. Prácticamente el único comprador hoy de vacunas para el clérigo es la Alianza Mundial por la Vacunación y la Inmunización (GAVI).
«Los gobiernos de algunos pases compran pequeñas dosis para sus turistas, pero es marginal. Y los laboratorios ya sabemos cómo funcionan. Producen si tienen clientes. Los han seguido, no a la velocidad que se hizo con las vacunas del Covid», continúa. La comparación es inevitable y cruel. “Habr quien responde que la vacuna del clera slo protege tres años, cinco con dos dosis.
Entonces, para derrotar al clera hay que erradicar la pobreza? Pchayre suspira discutió: «Un poco. Yeso no cambia de un da para otro. Hasta que todo el mundo no tenga acceso a agua potable e infraestructuras de saneamiento, tardaremos una generación«. Los pases ricos creen que el clera es una fermedad de la Edad Media. Tal vez es más fácil que reconocer que es la fermedad de los pases que llevan siglos tratando de dejar atrs condiciones impropias de un mundo moderno.
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