Conexión con América Latina

Ubicado en una casa de ladrillo en Hampstead, Londres, el Museo Freud preserva la memoria del famoso psicoanalista Sigmund Freud. Fue su hogar desde el momento en que escapó de Viena en 1938 debido a la anexión de Austria por los nazis hasta su muerte en septiembre de 1939 a causa de un cáncer. La casa permaneció en la familia Freud hasta 1982, cuando murió su hija menor, Anna.

Del 17 de enero al 14 de julio el museo acoge la exposición “Freud y América Latina”. Esta muestra, basada en una investigación del argentino Mariano Ben Plotkin y el chileno Mariano Ruperthus, coautores del libro “Estimación del Dr. Freud. Una historia cultural del psicoanálisis en América Latina (Juan Pablo II, 2017) examina las relaciones de Freud con los intelectuales latinoamericanos a principios del siglo XX. Documentos, libros y fotografías muestran cómo Freud mantuvo correspondencia con figuras locales en un esfuerzo por expandir el psicoanálisis a nuevos territorios.

Las investigaciones han demostrado la influencia del psicoanálisis en la historia cultural y la identidad de América Latina. Buenos Aires, por ejemplo, tiene la mayor densidad de psicoanalistas del mundo: 145 por 100.000 habitantes. Mariano Ruperthuz, psicólogo, doctorado en psicología e historia, profundizó en la historia del psicoanálisis y su influencia en la región.

El Museo Freud es una visita obligada para cualquier psicoanalista, ya que permite ver el famoso diván de Freud. Durante la pandemia, Ruperthuz trabajó con el museo para dar conferencias sobre psicoanálisis y América Latina, lo que llevó a la exposición con el apoyo del Arts Council de Gran Bretaña.

La exposición incluye cartas, libros y documentos que Freud recibió de intelectuales latinoamericanos. Entre ellos se encuentran “Los tests de Freud” (1938, Zig-Zag) del médico chileno Juan Marín con dedicatoria de Freud. Marín fue uno de los freudianos más destacados de Chile e impulsó la idea del asilo en el país durante la amenaza nazi.

La influencia de Freud en América Latina se extiende desde la primera mención de su obra en la Universidad de Chile en 1886 hasta las ofertas de asilo para Freud. La exposición muestra cómo el psicoanálisis impregnó la cultura y la ciencia de la región, legitimando proyectos estatales y modernizando la terapia psicológica.

Ruperthuz y Plotkin buscan construir una historia latinoamericana del psicoanálisis que destaque su influencia cultural. La exposición itinerante pretende acercar estos conocimientos a otros países de la región, enfatizando que estudiar la historia del psicoanálisis también significa estudiar la historia de los países.

Freud sigue siendo una figura controvertida, especialmente por su enfoque en la sexualidad. Sin embargo, su impacto cultural y científico es innegable, y su legado continúa siendo explorado y celebrado en exposiciones como ésta.

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