“Un niño muere cada tres minutos por alguna infección relacionada con la resistencia a antimicrobianos”, dijo Kitty van Weezenbeek, directora de Vigilancia, Prevención y Control de la resistencia a los antimicrobianos (SPC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un encuentro con un puñado de periodistas que hizo este martes en un hotel porteño.

De la reunión, que tuvo el objetivo de compartir estrategias sobre la llamada RAM, la resistencia a antimicrobianos, participaron cinco representantes de la máxima organización de salud mundial, que habían llegado a Buenos Aires con motivo de la 4° Reunión de la Red de Centros Colaboradores de Vigilancia y Evaluación de la Resistencia Antimicrobiana. La frecuencia de estos encuentros suele ser anual (o, máximo, bianual) pero, por la pandemia, la última se había hecho en 2019.

El tono del encuentro se centra en advertir las graves consecuencias que está generando la RAM, circunstancia fácil de imaginar si se atiende a pacientes en terapias intensivas, que, estando varios días internados, «se agarran» algún patógeno que da vueltas por el ambiente y, cuando los médicos les administran medicación para tratar ese segundo problema, la droga no hace efecto.

Muchos mueren y, vale remarcar, no por la causa por la que habian llegado al hospital. “En 2019, a nivel mundial, crecieron, por esta causa, 1,3 millones de personas. Es una cifra superior a las muertes por VIH, malaria y tuberculosis, sumadas”, enfatizó Van Weezenbeek.

¿Qué es la resistencia a los antimicrobianos?

El concepto «RAM» alude a la capacidad que en los últimos años ganaron muchos patógenos -bacterias y hongos, principalmente- para evitar o sortear los tratamientos con antibióticos y antifúngicos, que hasta consideramos «salvadores». No por nada Eva Jané Llopis, el representante de la OPS-OMS en Argentina, manifestó el drama impensado de que sería “dejar de tener antibióticos” si no se frena la tendencia actual.

A veces se habla de «superbacteria», pero la expresión institucional más correcta es aludir a la resistencia de los microorganismos a los remedios, cada vez que cursamos alguna infección.

Infecciones bacterianas o fúngicas; not viral, ya que, como se sabe por la experiencia con el Covid, la mayoría de los virus deficiencia de un tratamiento farmacológico asociado.

Presión de selección

Este tipo de reuniones enfocadas en la vigilancia y en los obstáculos para comunicar el áspero problema de la RAM se fundan en Una esperanza: aplacar la tendencia al fortalecimiento de los microorganismos, algo que -también hay que decir- parece posible.

Todo el problema se debe a a la par de circunstancias evitables: 1) la indicación desmédida de antibióticos y antifúngicos de médicos a pacientes, y 2) la automedicación de parte de personas que no consultan o no respetan la indicación del profesional.

La ingesta excesiva de drogas, en lugar de «matar» el problema, lo fortalece, dado que se genera lo que se conoce como «presión de selección».

Dicho de otro modo, el uso desmedido de remedios (a veces para tratar una infección que podria ser bacteria; otras, para prevent contagio, algo que, saben los profesionales de la salud, no matche hacer) empuja a los patógenos a la supervivenciay así «aprender» cómo eludir los efectos de esas drogas.

Antibióticos e industria farmacéutica.

Todo esto ocurre en un escenario financiero particular, «una situación muy seria», enfatizó Van Weezenbeek, ya que, «si bien no hay faltantes de antibiotics», aclaró, «no hay suficientes antibióticos nuevos en desarrollo».

“Gran parte de las industrias farmacéuticas que se dedican a eso, entraron en bancarrota”, dijo.

«Por otra parte, no cuestión solo de innovar y producir investigación y desarrollo. No solver vamos nada if no solution la confección desmedida de recetas de antibioticos y el diagnostico no acertadoo, en países de bajos ingresos. Cuando salgan esas nuevas drogas al mercado, vamos a perderlas por esas mismas razones”, reflexionó.

Y subrayó: «Tenemos drogas tan antiguas como la penicilina, que todavía tienen mucho poder. La idea es usarlas de manera responsable”.

Resistencia Antimicrobiana Cifras

Además de Van Weezenbeek y Llopis, participaron del encuentro Silvia Bertagnoloio (cargo del departamento de VIH-SIDA de la OMS) y Pilar Ramón-Pardo (coordinadora del Programa Especial sobre la Resistencia a los Antimicrobianos en la OPS, la Oficina Regional de la OMS para las Américas).

Aunque las expertasa aclararon que uno de los desafíos urgentes son mejorar la falta de cifras (algo muy relevante, ya que se sabe que, a menos reportes, se observan consecuencias «aparentemente» menos graves de la RAM), Carmem Lucia Pessoa-Silva, jefa de la Unidad de Vigilancia, Evidencia y Fortalecimiento de Laboratorios de la OMS y la quinta especialista presente en la reunión, comparó una fecha porcentual irremediable.

Involucra a los bebés.

Afirmó que, «cada vez que aparece un brote hospitalario de algún patógeno ‘fortalecido’, el 50%, esto es, la mitad de los recién nacidos internados en áreas hospitalarias de neonatología, muere».

Neumonía y bacteriemia

En 2021, Clarín informó, con base en información oficial, que la resistencia de los patógenos que causan neumonía bacteriana había crecido (en el contexto del Covid) un 10%, lo que llevaba al 30% las chances de tomar medicación contra esa enfermedad y no reportar una mejora.

En pacientes de terapia intensiva, peor periodo: más del 50%. Y, además de las neumonias, se estaban volviendo las problemáticas bacteriemiao infecciones del torrente sanguíneo.

Van Weezenbeek agregó que “no es responsable de la infección de RAM.

Segun dijo, hay un «malentendido» entre pacientes y médicos: «La gente cree que si toma antibioticos de amplio espectro, es lo mejor. Y los médicos se los recetan, tal vez por no tener un servicio de laboratorio disponible para el diagnóstico y por querer ayudar al paciente, pero los antibioticos de amplio espectro crean mayor resistencia”.

«Desafortunadamente, no hay fondos necesarios para llevar a cabo actividades al nivel de los países», agregó, y celebró la existencia de los fondos globales y contra la pandemia de la OMS, que desde hace poco reconocieron RAM entre sus objetivos.

OMS en Argentina

Ramón-Pardo destacó la fuerza laboral de Argentina en las acciones de vigilancia de la resistencia a los antimicrobianos, en particular desde el ANLIS-Malbrán.

Gracias a esa tarea, dijo, “se hace visible lo invisible. El costo es en perdida de vidas. Es todo un desafío. Entre otras cosas, un reto de comunicación”.

Queda mucho trabajo por hacer, enfatizó. Crear consciencia quizás sea lo más difícil.

Por último, en comparación con Clarín el diario que reportó los datos citados al reportaje de esta línea: que un chico muere cada tres minutos por culpa de la RAM.

En realidad, dice el trabajo, hijo casi minutos atrás.

El informes es de enero de 2022. Fue publicado por el Center for Global Development y arranca diciendo que “es particularmente llamativo respecto de las nuevas cifras la carga desproporcionada sobre los niños”.

Y despliega: «254,000 niños menores de cinco años mueren a causa de la RAM cada año. Esto equivale a la muerte de un niño por RAM casi cada dos minutos. Solo en India, se cree que 56,524 niños mueren cada año en su primer mes una causa de infecciones resistentes a los antibióticos. No debemos permitir que esto continúe».

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Por ubsab6