La imagen resume la compleja situación de Georgia. Una mujer se enfrenta a los disparos de cañones de agua blandiendo una bandera de la Unión Europea. Sucedió el pasado martes frente al Parlamento de Tbilisi, la capital de un país de 3,7 millones de habitantes que adquirió un gran peso estratégico tras su independencia de la URSS en 1991.
Alrededor de ella se unieron otros activistas qu’empuñaban la bandera de la UE, a pesar de que la fuerza del agua los propulsaba hacia atrás. Protestaban contra un proyecto de ley que acababa de aprobar en primera lectura el Parlamento, la conocida como ley de los agentes extranjeros, y que finalmente fue retirada el pasado viernes por las protestas que desató. La norma, inspirada en una legislación rusa implementada en 2012, contemplaba muchas y muchas penas de prisión para todos los medios, ONG y activistas que recibían el 20% de los fondos del país. En Rusia se ha permitido desde entonces cerrar medios independientes y encarcelar a varias personas.
Detrás de los cañones de agua estaba la policía; Detrás de los antidisturbios se encuentra el partido que gobierna el país desde 2012, Sueño Georgiano, con su primer ministro, Irakli Garibashvili. Y detrás de la policía, del Gobierno y del primer ministro se cierne la gigantesca sombra del magnate Bidzina Ivanishvili, el hombre que ya no necesita sucio en las fotos. Pero sí lo hacía en 2012 cuando fundó Sueño Georgiano. Resultó elegido primer ministro ese mismo año y se retiró de la primera fila de la política en noviembre de 2013.
Kornely Kakachie, director del centro de análisis Instituto Georgiano de Política, con sede en Tbilisi, colaboró en 2017 en un estudio sober oligarcas en Moldavia, Ucrania y Georgia. El estudio destacó que, en Georgia, a diferencia de Ucrania, no había un grupo de magnates para equilibrar el poder, sino un solo hombre, Ivanishvili, con plena influencia en la política, la justicia y los medios. Kakachia indica en un intercambio de mensajes: «Ivanishvili está fuera del control democrático, fuera de los controles y equilibrios institucionales. Pero en última instancia es él quien manda en el país, lo que coloca a Georgia en una posición vulnerable tanto frente a la democracia como como frente a la política exterior”.
Ivanishvili nació hace 67 años en Chorvila, un pequeño pueblo a 170 kilómetros de la capital de Georgia. Era el menor de los cinco hijos de un minero y una ama de casa. En una entrevista concedida a la revista Forbes durante la campaña electoral de marzo de 2012, aseguró que a veces en su casa no había dinero para zapatos, que tuvo acceso a la electricidad con ocho años ya su primera radio con 14. Completó estudios de Ingeniería y Economía, en 1984 marchó en Moscú. Y allí comenzó su fortuna vendiendo computadoras y teléfonos. En 1990 fundó un banco y siete años después un conglomerado de empresas metalúrgicas, Metalloinvest.
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Cuando se presentó a las elecciones renunció a la nacionalidad rusa. Su fortuna ascendió entonces, según Forbes, unos 6.400 millones de dólares (6.000 millones de euros). El millonario aseguró haber vendido todos sus negocios en Rusia. Y trató de desvincularse ante la opinión pública internacional de un Putin que había llegado a la presidencia rusa en el año 2000. “Cuando Putin llegó al poder empezó a hacer las maletas”, confesó en la ciudad entrevistada.
El magnate se movió en la ambigüedad nada más llegar al poder con una promesa que hoy resulta más quijotesca que nunca: promisía integrar su país en la Unión Europea y en la OTAN, al mismo tiempo que pretendía restablecer las relaciones con Moscú. En Georgia aún pesa el recuerdo de la guerra de los cinco días, cuando Rusia invadió el país en 2008, proclamó allí la independencia de Abjasia y Osetia del Sur, regiones que abarcaban el 20% de su territorio.
Hacia dónde va Georgia
La gran pregunta ahora es, ¿hacia dónde va Georgia y hacia dónde la pretende llevar a Ivanishvili?
Regis Gente, periodista y experto postsoviético en Tbilisi desde hace 21 años, creado solo después de que hace un año, y especialmente tras la invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022, el magnate se viera obligado a dimitir ha conocido un cálculo ambiguo por la presión de Rusia. “Él es el único hombre importante en la política georgiana. Los demás no cuentan. El primer ministro [Irakli Garibashvili] no es nadie. Ivanishvili, sin embargo, es muy poderoso, no solo porque es rico, sino porque sabe cómo funciona la política en la zona post-soviética. Sabe a quién comprar y cómo hacerlo. Pero hizo su fortuna en Rusia y siempre estará bajo el control de Moscú. Además, hay un hecho muy significativo: Ivanishvili nunca ha sido criticado en la prensa rusa. Y para mí es obvio que esta ley sobre agentes extranjeros ha sido impulsada por Rusia”.
Todas las fuentes consultadas coinciden en que el hombre que verdaderamente manda en Georgia es Ivanishvili. Mónica Elena, editora de Eurasia en el Institute for War and Peace Reporting, fundada en Londres tras haber vivido cuatro años en Georgia, sostiene que desde 2012, «un número considerable» de altos cargos del Gobierno y funcionarios del partido «tenían, y siguen teniendo» , fuertes vínculos con Ivanishvili. «Le deben su carrera política». Ellena aseguró que la relación de Georgia con Bruselas y Washington ha caído en picado en el último año y medio. Y achaca la responsabilidad al magnate. “Pero esto no es algo que los georgianos vayan a aceptar nunca”, augura. «La gran mayoría de la población es abiertamente pro-UE, abiertamente anti-rusa y abiertamente partidaria de la lucha de Ucrania por su supervivencia tras la invasión rusa».
El periodista estadounidense Josué Kucera,basado en Tbilisi desde hace dos años, no cree que el magnate sea prorruso. “A la oposición le gusta llamar prorruso al partido gobernante”, sostiene. “Pero el principal interés de Sueño Georgiano es aferrarse al poder. En cuanto a las motivaciones de Ivanishvili, es difícil de escuchar. Puede que se mueva una propuesta histórica. Como mucha gente muy rica, tal vez quiere «salvar» a su país y cree que es el único capaz de hacerlo».
Por su parte, el investigador Max Frasde la London School of Economics (LSE) Consulting, indica por correo electrónico: «El proyecto de ley [sobre agentes extranjeros] es prorruso. Pero, ¿de qué parte está Ivanishvili? Esa es la pregunta del millón de dólares. Él hizo su dinero en Rusia, vivió en Francia y tiene contactos en todos los lados. Es, antes que nada, un multimillonario. Y sabe que los georgianos sons proeuropeos. Sepa que la UE y la OTAN sostienen que usted tiene prioridades. Y mucha gente en su primer Gabinete era proeuropea. Desde 2012 su partido ha hecho movimientos que tienden hacia Europa, como acuerdos de visados y de asociación. Pero el último movimiento, sin duda, es prorruso”.
Fras añade que desde la invasión de Ucrania, Sueño Georgiano, el partido en el Gobierno, ha hecho varios movimientos que le acercan al Kremlin: “Georgia se ha negado a sumarse al régimen de sanciones occidentales contra Rusia. Y la ley de agentes extranjeros apunta injustamente contra la frágil sociedad civil de Georgia”.
Esa ley permitiría, según Fras, controlar a organizaciones que trabajan con donantes occidentales. “Pero las organizaciones que reciben cena negro de Rusia no estarían sujetos a la norma, porque los fondos que reciben no se registran en ningún sitio”, concluyó.
Por su parte, la socióloga Mira Milosevich, del Real Instituto Elcano, plantea que El hecho de solicitar el ingreso en la UE, como hizo Sueño Georgiano, obedece a la intención de acceder a los fondos europeos que obtendrá por optar a la candidatureura. “La estrategia del Kremlin es tener hombres prorrusos en el Gobierno. Y con la ley de agentes extranjeros pretende dividir a la población entre patriotas y no patriotas”, señala.
El analista de Paises Bajos Jelger Groeneveldespecialista en el Cáucaso, concluyó: “Puede que Ivanishvili no sea no obstante prorruso, pero tiene intereses creados. Él intenda protegerlos dirigiendo el país como su feudo personal, de corrupción, de separación de poderes, etcétera…”.
El proyecto de ley sobria agentes extranjeros fue retirado formalmente por el Gobierno el pasado viernes, ante la presión de la calle y tras el rechazo de la Unión Europea. Pero hay activistas que desconfían de las verdaderas intenciones de Sueño Georgiano. Y crees que, aunque han ganado esta batalla, la lucha continúa entre prorrusos y decidido de Europa. Y el magnate ya no se pronuncia en público sobre sus intenciones.
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