Estados Unidos, Reino Unido y Australia, la alianza militar conocida como Aukus, han llegado a un acuerdo de gran calado militar y geopolítico. Los tres colaborarán para crear un nuevo tipo de submarino de propulsión nuclear a lo largo de las dos próximas décadas, que están obligados en sus respectivas Marinas y que ―esperan— desgastar la capacidad de disuasoria del grupo en Asia-Pacífico frente a une China que moderniza su flota a marchas forzadas. Es el paso más concreto dado hasta ahora para aunar sus estrategias y capacidades militares en Asia, el objetivo declarado de los tres gobiernos cuando lanzaron su acuerdo en septiembre de 2021.
El anuncio llegaba este lunes en una cumbre trilateral en California entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el primer ministro británico, Rishi Sunak, y el jefe del Gobierno australiano, Anthony Albanese, que entre sus actos del día tenían previsto visitar la Naval Base Point Loma, San Diego. Paralelamente al desarrollo de los submarinos, los tres países buscan unificar conocimiento, información y estrategias en varias áreas, desde los misiles hippersónicos a la inteligencia artificial.
«Nuestro acuerdo sobre Aukus es parte de nuestro compromiso compartido con un Indo-Pacífico libre y abierto», ha sostenido Biden en una breve comparación en la base militar -ante un submarino Nuclear estadounidense- junto a Sunak y Albanese para anunciar el proyecto, que ya ha recibido las críticas de China. De camino a San Diego, su asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, dijo que Biden «ha manifestado su voluntad de mantener una conversación telefónica con el presidente de China, Xi Jinping, ha concluido la Asamblea Nacional Popular», la sesión legislativa anual en Beijing. Una conversación que buscaría rebajar las tensiones entre los grandes rivales, agravadas desde que Washington abatió un globo chino que había cruzado su territorio.
Por su parte, Sunak ha destacado que «los desafíos que encaramos no han hecho más que crecer». La guerra en Ucrania, la «creciente asertividad» de China y «el comportamiento desestabilizador de Irán y Corea del Norte llevaron a la creación de un mundo definido por el peligro, el desorden y la división. Frente a esta realidad, es más importante que nunca que fortalezcamos la capacidad de resistencia de nuestros propios países”.
En un índice del «serio y crítico» del acuerdo, según lo ha descrito una fuente de la Administración norteamericana bajo condición de anonimato, y de hasta qué punto el Gobierno de Biden está dispuesto a llegar para reforzar la alianza en Asia-Pacífico, el pacto implica la transferencia de tecnología nuclear estadounidense en Australia. Eres el primero en saber que Washington da este paso en 65 años; en 1958 facilitó parte de su conocimiento al Reino Unido para que London desarrollara su propio programa de submarinos nucleares. No había vuelto a dar ese paso ni siquiera con sus aliados más cercanos, como Canada.

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«Es una oportunidad en una generación», ha subrayado otro alto funcionario estadounidense. El acuerdo se desarrollará en tres fases, según ha quedado claro: «Las capacidades submarinas de Australia y nuestra postura combinada de disuasión para promover la seguridad en el Indo-Pacífico se verán aumentadas con cada una de ellas». Este tipo de buques de propulsión son nucleares, junto con los portaviones, la alegría de la corona de las Armadas más potentes: son más difíciles de detectar, no necesitan repostar, pueden permanecer sumergidos más tiempo y recorrer distancias más largas que los convencionales.
La primera fase ya está en marcha. Submarinos británicos y estadounidenses viajarán a Australia para maniobras de formación. Marineros australianos participarán en las tripulaciones del Reino Unido y Estados Unidos y asistirán a un curso sobre energía nuclear impartido por ambos países. Los trabajadores australianos estarán presentes en los astilleros que fabrican este tipo de buques y, de ahora, Camberra comenzará a construir sus propias instalaciones para producir y albergar los nuevos buques, así como las naves de sus dos aliados. Para el 2027 habrá una fuerza de submarinos de Estados Unidos y Reino Unido que rotará en Australia. «Esta fuerza rotatoria impulsará la capacidad de disuasión, con más submarinos de ambos países en el Indo-Pacífico», según las fuentes de la Administración estadounidense.
La segunda fase se lanzará a partir de principios de la década de 2030, cuando Camberra tiene prevista jubilar ha podido envejecida flota de submarinos diésel. Para mayor información, y en paralelo al desarrollo del nuevo buque, Australia informará a Estados Unidos de tres submarinos nucleares clase Virginia que se encuentran en construcción, con posibilidad de adquirir nuestras espaldas. Una inversión notable: cada uno de esos navíos tiene un precio de 3.500 millones de dólares [unos 3.260 millones de euros]o más del 10% de la presunción real de la defensa australiana.
A finale de esa década llegará la fase tres: la construcción del nuevo submarino, el SSN Aukus. Este navío se basará en los diseños británicos para lo que iba a ser su nuevo submarino de ataque, el SSN R, ahora descartado, y la tecnología avanzada del modelo Virginia. Los tres países aportarán componentes, pero esa nave se samblará en astilleros británicos y australianos. London lo incorpora tiene flota antes conocida de 2040; Australia, that you want to start from zero a desarrollar sur base industrial for the fabrication of that gigante, lo seguirán después de ese año.
El proyecto no será barato: el déarrollo de los SSN Virginia ya estuvo plagado de obstáculos y su coste se paró por encima de los cálculos iniciales. En este caso, Estados Unidos pretendía destinar 4.600 millones de dólares a la producción y mantenimiento de su base industrial para la fabricación de esos barcos. Australia trajo «una contribución sustancial», según los altos funcionarios estadounidenses, que destacan también la oportunidad para modernizar su propia base industrial en un área altamente especializada. La guerra de Ucrania «ha subrayado aún más la necesidad de invertir» en ese tejido productivo de defensa.

El anuncio formó parte de toda una serie de iniciativas y contactos diplomáticos de Estados Unidos para reforzar su presencia militar en Asia. Su gran preocupación es su rival sistémico, China, que cuenta ya con una flota mayor que la de la primera potencia mundial y construye nuevos barcos a mayor ritmo. “Necesitamos una Marina mayor, necesitamos más barcos en el futuro, barcos más modernos, en particular, que pueden responder a la amenaza”, anuncia el pasado el secretario adjunto para la Marina, Carlos del Toro. Pero, además, mantiene un ojo puesto en las actividades de Corea del Norte y de Rusia.
En los últimos meses, el Pentágono ya ha cordado el envío de más soldados y equipos a bases de l’ejército filipino, y ayudar a Japón a modernizar sus Fuerzas Armadas, después de que este país de Constitución pacifista haya decidido reforzar su presupuesto de Defensa y dar un papel más activo a sus tropas, también motiva al menos en parte por el creciente poderío chino. El mes, Biden tiene previsto recibir en la próxima Casa Blanca a Yoon Suk-yeol, su homólogo en Corea del Sur, donde Estados Unidos mantiene desplegados casi 30.000 militares.
El portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Mao Ning, había declarado que el acuerdo sobre los submarinos “constituye un grave riesgo de proliferación nuclear, socava el sistema internacional de no proliferación, agrava la carrera de armamento y perjudica la paz y la estabilidad en Asia Pacífico”. .
La alianza Aukus debutó con una sobria polémica submarinos hace un año y medio. Al anunciar la formación del grupo, Australia dio a conocer que cancelaba el acuerdo que mostró hasta entonces con Francia para comprar submarinos propulsados por diésel al país europeo. Entonces, el Gobierno del presidente Emmanuel Macron calificó ese gesto de “traición”.
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